El pueblo judío de la antigüedad endechaba a sus difuntos; pero estos tiempos son otros.

Si estuviéramos en plena inquisición, lo más probable es que todo el pueblo taoísta tendría que ir a la hoguera, conforme el artículo 33 de un edicto del Santo Oficio, donde el que conservara cierta tradición judía como la de endechar, era tratado como hereje y candidato a ser quemado, pues esto se interpretaba como apostasía judaica.

Eran épocas de Tomás de Torquemada y el artículo decía que si alguno había endechado al difunto había incurrido en herejía y prueba de judaísmo.

Endechar significa en sentido literal decir endechas o versos sueltos tristes y alude a la costumbre que los judíos tienen de recitar una oración o unos versos en alabanza de los difuntos. Ni más ni menos de lo que se hace hoy en el Templo Vegetal Sakroakuarius.

En aquella época un ritual se estos era algo imposible de realizar. Hoy pese a que las garantías no son totales, el pueblo Tao judío de verdad puede hace estos ritos y endechar a sus dioses, con una connotación, además distinta y de mucho más alcance que de honrar a un difunto.

Y el propósito es, según doctrina de el gran Komendador y de Afrodita acudir a ella para que en su actual morada, ayude a los habitantes de esta y todas las esferas en peligro a detener los efectos del katún 13 o a hacerlos mucho más suaves y pasables.

No sólo este, sin embargo es el propósito  de los guías de este pueblo. La endecha es por sí misma una limpieza, un descargue tanto del cuerpo físico como de los cuerpos existenciales.

Pero una cosa es la tradición judaica de las endechas, y muy otra es el tipo de endechas que se efectúan en el templo.

Pues dónde tienen un plan de endechas de 33 sabats, cuyos endechantes deban tener simbre o centro de gravedad, que deban transitar por ocho chacras en un territorio sagrado, que tengan sus lectores, sus pregoneros, su orden.

Por ejemplo: la endecha debe comenzar cuando ya está en vigencia el sabat. El número de participantes es de 69 en dos círculos, que mientras cantan hacen runas y se van moviendo conforme una mecánica predicha, que no se deben retirar hasta terminada la labor. Estas, entre otras cosas, son las que hacen de este un rito original al que se le llama endecha por ser lo más parecido. Pues en los mismos diccionarios electrónicos, y hasta en los de papel, no hay una definición amplia de lo que es una endecha. Solo dice que es un rezo, un canto triste  a un difunto.

Con este panorama, con todos los condimentos de las endechas, nada extraño hay en que los participantes obtengan grandes beneficios.

Estos beneficios se harán presentes en la misma medida que el cantor tenga una actitud mental conforme a lo que hace. Es decir: durante la endecha debe dirigir su atención e imaginar lo que dicen las letras de los cantos. Cualquier distracción va en contravía de los beneficios

Estos beneficios son salud, prosperidad, tranquilidad. La música es una terapia de incuestionable efectividad. Y cuando hay uno o dos grupos tan numerosos endechando con el mismo propósito se genera una fuerza mental capaz de plasmar prodigios.

Y será tan importante la técnica que los mismos altargados de la Obra de Dios están al frente del evento.

Y será tan efectiva que sus propósitos, además de honrar la memoria de Afrodita, están dirigidos a disminuir los efectos del katún 13.

Por Yuilvattior