¿Eres presto para acusar a tu pareja cuando algo sale mal? Aquí tienes el por qué deberías detenerte… ahora.

¿Existe alguna cualidad en particular que sea vital para el éxito de toda relación?

¿Existe algún elemento que controla tanto nuestros comportamientos y predice el resultado de los mismos?

Sí y la respuesta es una palabra: confianza. Una relación sin la confianza básica no tiene seguridad. Sin confianza no hay manera de predecir el comportamiento de la otra persona, lo cual nos puede consumir por la ansiedad. Ya que no podemos aguantar la ansiedad, recurrimos a culpar. Y la culpa destruye las relaciones.

La ansiedad está en el centro del por qué culpamos. Cuando sea que estamos enojados, decepcionados o enfadados por el comportamiento de la otra persona, recurrimos a culpar para descargar nuestros sentimientos. Con toda franqueza, arrojamos nuestro enojo, decepción o enfado sobre la otra persona en lo que llamo el “Ciclo de las Acusaciones”.

¿Quieres Jugar el Juego de la Culpa?

Aquí tienes un ejemplo:

José está apurado desayunando, pero ¡no hay leche! Está molesto y le dice a su esposa, María: “Rayos, María, ¿por qué no pudiste guardar un poco de leche en la refri?”

María escucha la crítica de José (él la está acusando de ser demasiado estúpida para siquiera comprar leche) y de inmediato se enfurece.

Ella piensa: “¡Cómo si no tuviera suficiente trabajo ya! ¿Cómo se atreve a acusarme de ser perezosa o incompetente?”

Su enfado por ser acusada falsamente activa en ella una reacción física y la adrenalina acelera su pulso cardíaco.

En lugar de responder de una forma que disipe la tensión, ella trata de defenderse: “Sabes qué, José, yo también trabajo”. Pero ella está tan enojada que devuelve la acusación. “¿Desde cuándo eres tan importante que no puedes comprar algo de leche tu mismo?”

José está realmente estresado por el trabajo y la acusación de María lo enfada más: “Nuestro departamento entero ha sido re-organizado y casi salgo despedido y esperas que me detenga a comprar leche?”

Esta discusión tan solo se pondrá todavía peor…

¿Dónde entra la falta de confianza dentro de esta discusión?

Detrás de la discusión destructiva entre José y María sobre quién debería de comprar la leche está el asunto central de la confianza.

Ya que José está lidiando con su ansiedad por su trabajo, el estrés acumulado lo empuja a perder el juicio respecto al hecho de que María está tratando de hacer lo mejor que puede por hacerse cargo de sus responsabilidades. Pero, María también es humana y a ella se le pueden olvidar las cosas. José se olvida, a la vez, de que él es también falible y deja que su irritación lo lleve a acusar a María.

De ahí que el acusar o culpar sea tan dañino para cualquier relación.

Culpar es realmente perjudicial ya que está compuesto de cuatro comportamientos negativos:

– La Crítica

– La Acusación

– El Castigo (o represalia)

– La Humillación

Los cuatro están presentes en el intercambio destructivo entre José y María. No es ninguna exageración decir que cuando sea que estos comportamientos negativos son usados dentro de una relación, la confianza se erosiona.

Así que, ¿qué tiene de malo criticar a alguien cuando de verdad ha hecho algo malo, incluso si tan solo se trata de olvidarse de ir a comprar la leche?

¿Acaso no tiene José el derecho de castigar a María?

Bueno, eso ciertamente es lo que asume la mayoría de las personas en una relación.

Y es esta manera de pensar la que crea inevitablemente el Ciclo de las Acusaciones:

1.- El Ataque Inicial de Culpar (La acusación de José)

2.- El Impacto Emocional (La furia de María por verse acusada)

3.- La Respuesta Reactiva (Que María le diga a José que se compre su propia leche)

Esta cadena de eventos dispara otro Ciclo de Acusaciones de José cuando él acusa a María de ser estrecha de mente como para no darse cuenta de que con todo el estrés que tiene él en el trabajo no tendría la energía para acordarse de pasar a comprar la leche.

El resultado final es que tanto María como José sienten menos confianza entre ellos.

Cada uno de ellos tiene la sensación de que sus ansiedades y sus temores no serán tomados en cuenta de manera respetuosa.

El antídoto para todo este Ciclo de Acusaciones es sencillo: Expón tu queja sin criticar ni acusar, lo cual no es del todo algo fácil de hacer. Pero así es como funciona de simple: “Oh, vamos”, dice José, “no hay leche”. Fin. Ni una palabra más.

Ya que María está dedicada a José y comprometida a su éxito como pareja, asume la responsabilidad: “¿En serio? Lo siento. Lo olvidé”. Fin. No se necesita que se diga nada más. María ya se siente mal por decepcionar a José y José no necesita echar más leña al fuego.