arquitectos-de-la-decepcion-juri-linaEn junio de 1929, los banqueros e industriales se reunieron en secreto en Nueva York para discutir la situación en Francia y Alemania. De todos los Illuminati, John Davison Rockefeller Jr., habló. Todos estuvieron de acuerdo con que el progreso económico de Francia debía ser detenido. Para lograr esto debía iniciarse una revolución comunista o al menos una nacional-socialista.

Eventualmente los banqueros decidieron que un régimen nacional socialista era preferible. Previamente habían tomado nota de Adolfo Hitler.

Esta información apareció en un libro de “Sidney Warburg”, “De Geldbronnen van het Nationaal-Socialisme” (“The Financers of National Socialism”), el cual fue publicado en 1933 en Amsterdam y desapareció sin ninguna pista. Luego apareció en Suiza traducido al alemán. El libro todavía permanece en el archivo social de Zúrich. James y Paul Warburg declararon una falsificación anti-semita horrible. (Antony C. Sutton, “Wall Street and the Rise of Hitler”, Sudbury, 1976, pp. 133-148).

Entre el 7-8 de noviembre de 1918, el periodista y masón judío socialista, Kurt Eisner (realmente Salomon Kosmonowski) tomó el poder en Múnich en nombre del socialismo. En Octubre de ese año él fue liberado de la prisión. Durante del golpe de estado él agitó a la gente y organizó una manifestación con 100,000 alemanes ingenuos. Con unos cuantos cientos de masones él ocupó el parlamento y los edificios de gobierno y proclamó una república socialista. El rey bávaro fue derrocado y forzado al exilio. Un consejo de trabajadores y soldados con los masones a la cabeza llegó al poder. Eisner se auto-nombró Primer Ministro y Canciller. En el gobierno habían tanto mencheviques como bolcheviques. La mayoría de ellos eran masones. Eisner falsificó documentos de estado para exagerar la deuda de guerra de Bavaria. El masón Rudolf von Sebottendorf se quejó, no obstante, en su discurso en la Sociedad Thule que los enemigos de Alemania – los judíos – habían usurpado el poder.

Otros judíos masones hicieron un golpe similar en Berlín el 9 de noviembre.

Todo esto ocurrió bajo el Signo de Escorpión. Muchos eventos negativos en los siglos 19 y 20 han afectado a la humanidad durante ese período, cuando el sol estaba en signo de Escorpión. El régimen soviético fue implementado el 8 de noviembre de 1917 y la Unión Europea fue también proclamada bajo este signo el 1 de noviembre de 1993. Esos libros dentro de las sociedades secretas judías que estaban prohibidos para los gentiles mostraban un escorpión en su portada.

Tres meses después del golpe socialista, el 21 de febrero de 1919, Kurt Eisner fue asesinado por el funcionario alemán, el conde Anton Arco-Valley, quien había sido expulsado del movimiento nacionalista y se ocultó en la Sociedad Thule debido a su sangre judía. Él deseaba con este asesinato mostrar que él era leal a los ideales alemanes.

En un antigua película de noticias de la época, entre otro grupo de funcionarios, puedes ver al cabo Adolf Hitler caminando con una insignia roja comunista en la procesión fúnebre para honrar el judío socialista Eisner. Más tarde, Hitler ocultó que él había simpatizado con los social-demócratas.

Eisner pertenecía a la misma logia masónica que Lenin, la Art et Travail (Hans Jurgen Ewert, “In der Zeitenwende”, Fischbachau, 1986, p. 52).

Pero, también era miembro de la logia Zum aufgehenden Licht (la Luz Ascendente) y a la Der Isar así como era miembro del B’nai B’rith.

El periódico judío Tribune Juive el 6 de julio de 1922 admitió: “La revolución alemana es obra de los judíos”. Ya en Viena, Hitler tenía amigos judíos y él dependía de varios judíos fabricantes de marcos y vidrios para vender las acuarelas de las cuales obtenía sus ingresos.

Hitler obtuvo apoyo financiero de al menos tres tiendas de arte judías. El historiador, Ken Anderson, admitió en su libro “Hitler and the Occult” (New York, 1995, p. 37) que los contactos al inicio de Hitler con los judíos habían sido sorprendentemente cordiales. A pesar de sus ataques posteriores contra los judíos, él respetaba y protegía al doctor judío Eduard Bloch, quien había tratado a la madre de Hitler de gratis cuando ella padeció de cáncer. En 1940, Hitler permitió que la familia Bloch emigrara a los Estados Unidos (Richard Swartz, “Hitler’s Political anti-Semitism was Established in Vienna”, Svenska Dagbladet, 9 January 1997). Pero a Hitler le disgustaba que los judíos controlaran el Partido Social Democrático en Austria.

En el caos emergente desde el asesinato de Eisner, algunos bolcheviques masónicos aprovecharon la oportunidad para establecer un nuevo gobierno rojo con Johan Hoffmann a la cabeza. Pero el gobierno arruinó la economía y tuvo que huir a Bamberg a principios de abril de 1919. Luego algo extraño sucedió. El 7 de abril de 1919, un grupo de intelectuales, anarquistas y representantes de la Alianza de Agricultores bajo la cabeza de Gustav Landauer llegó al poder y estableció un nuevo gobierno que estuvo tratando de normalizar la economía deshaciéndose del “malo de la película” (el pago de intereses).

Los  masones se preocuparon bastante porque perderían su control secreto sobre la comunidad. El nuevo gobierno de Bavaria había estado  en el  poder una semana, cuando los masones comunistas el 13 de abril lo derrocaron. Landauer se fue al lado de los bandidos. Su ideal era el anarquista masónico Francisco Ferrer.

De este modo, el Ministro de Finanzas, Silvio Gesell, fue detenido en la introducción de un sistema que funcione bien para una economía sin intereses ni inflación. Willy Hess escribió lo siguiente en su libro

“Silvio Gesell und die Freiwirtschaft” (“Silvio Gesell and the Free Economy”, Winterthur, 1985, p. 22): “Las reformas de Gesell fueron vistas como un golpe mortal al capitalismo y lucharon contra ellas con todos los medios disponibles”. La información sobre este breve período de la historia política alemana es difícil de encontrar. En los libros ordinarios de historia uno tiene la impresión de que el criminal político masónico Levine tomó el control de inmediato después de la muerte de Eisner. Ese no fue el caso para nada. Simplemente querían borrar el nombre de Silvio Gesell de los libros de historia, aunque lo que pretendía hacer Gesell fue el único fenómeno positivo que ocurrió en este período.

Los comunistas masónicos judíos con Eugene Levine, Ernst Toller (el líder del Ejército Rojo local), Max Levien, Erich Miihsam (hijo de un rabino), Arnold Wadler y Tobias Axelrod en la cúspide estuvieron en el poder durante dos semanas (13 de abril al 1 de mayo de 1919).

Ellos proclamaron la República Soviética de Múnich y tiempo después la República Soviética de Bavaria. Todos sus líderes pertenecían a la logia masónica secreta Número Once, situada en Brennerstrasse en Múnich. Muchos de ellos habían venido a Bavaria desde Rusia después de formar parte de la campaña de terror revolucionario del 1905.

Eugene Levine se convirtió en presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo en la República Soviética de Bavaria. Él nació en San Petersburgo en 1883 como Nissen Berg. Eugene Levine violó a la condesa Westarp, la famosa nacionalista, antes de matarla a tiros junto con otra gente.

Tobías Axelrod (masón del grado 33 e illuminati) era el gran maestre de la logia y se convirtió en comisario del pueblo para asuntos económicos. Él anuló de inmediato las reformas financieras de Gesell.

En 1918, él había fundado un Departamento de Información en Copenhagen de parte de la Rusia Soviética (Mikhail Demidenko, “Tracing the SS to Tibet”, St. Petersburg, 1999, p. 177).

El extremista judío y masón, Dr. Ernst Neurath, se convirtió en comisario del pueblo para ideología comunista de la República Soviética.

Estos “revolucionarios” querían apoderarse de tanto oro y joyas como fuera posible en Múnich. La milicia comunista tomó prisioneros para hacerse con las riquezas de los ciudadanos. Eugene Levine y Max Levien también asesinaron a sus cautivos. Por ejemplo, las guardias revolucionarias judías el 26 de abril de 1919 tomó como rehenes a siete miembros de la Sociedad Thule y después de eso (el 30 de abril) los asesinaron a todos, incluyendo al conde Gustav von Turn und Taxis. Por todo Múnich uno podía ver soldados del Ejército Rojo perpetrando varias atrocidades. El Tribunal Revolucionario estaba detrás del terror organizado.

La Sociedad Thule pronto fundó una unidad especial de batalla, Thule, cuya tarea era, con armas en la mano luchar contra la República Soviética de Baviera.

Adolf Hitler también se las arregló para jugar el papel de bolchevique durante estas dos semanas. Se convirtió en el número dos en el Consejo Batallón del Ejército Rojo de la República Soviética. En otras palabras, Hitler comenzó su carrera política como un activista en un Consejo del Ejército. Se dice que él estaba confundido políticamente. En las descripciones usuales sobre el modo en que Hitler llegó al poder, los hechos faltan. Los documentos, sin embargo, están todavía ahí.

Las Tropas Blancas habían rodeado Múnich, pudieron derrocar a los comunistas masónicos entre 1 y 2 de mayo, lo cual los Illuminati consideraron como un durísimo revés. Landauer fue arrestado el 1 de mayo y ejecutado al día siguiente. Eugene Levine fue arrestado de inmediato y el 3 de junio fue sentenciado a muerte. Dos días después fue abatido a tiros.

Toller fue sentenciado a cinco y Miihsam a 15 años en prisión. El asesino en masa, Max Levien (nacido en Moscú en 1885) primero escapó a Viena y en 1921 se fue a la Rusia Soviética donde se convirtió en miembro del Comité Ejecutivo Central y se hizo activo en el Comintern. Los bandidos rojos masones habían jugado su parte y habían abandonado Baviera.

Mas Levien se había convertido en líder de la Liga Espartaquista roja y estableció un Partido Comunista en Múnich después de la Primera Guerra Mundial (David Korn “Wer ist wer im Judentum: Lexikon der Jiidischen Prominenz” / “Who is Who in Judaism: Encyclopaedia of Prominent Jews”, Volume 2, FZ-Verlag, Múnich, 1999, p. 188). Él había tratado de exterminar a tantos alemanes nacionalistas como pudo. Los líderes de los Espartaquistas pertenecían a la Orden Illuminati. Los judíos Tobias Axelrod, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg pertenecían a la Nueva Orden Illuminati (Friedrich Wichtl, “Freimaurerei, Zionismus, Kommu- 360 nismus, Bolschewismus” / “Freemasonry, Zionism, Communism, Bolshevism”, Múnich, 1921, p. 15). Karl Liebknecht fue también miembro de B’nai B’rith (Zeiten-Schrift, No. 32, 2001).

En septiembre de 1919, Hitler se hizo miembro del pequeño Partido de los Trabajadores Alemán (DAP) en Múnich, después de haber asistido a sus reuniones para la inteligencia militar (William L. Shirer, “The Rise and Fall of the Third Reich”, New York, 1960). A inicios de 1920, Hitler tomó el cargo de la propaganda del partido. Eventualmente él controlaría al partido entero. El movimiento comenzó a crecer rápidamente.

Hitler con destreza usó el descontento con las condiciones sociales deteriorantes.

Ya para el 1 de abril del mismo año, el movimiento recibió su nuevo nombre – El Partido de los Trabajadores Nacional Socialista Alemán (NSDAP). En el verano de 1921, Hitler se convirtió en el líder oficial del partido.

En noviembre de 1922, la Embajada Americana en Berlín envió al capitán Truman Smith a Múnich para obtener información sobre Adolf Hitler y su Partido Nacional Socialista.

A inicios de 1923, Lenin y el líder del Comintern Grigori Zinovier decidieron que Alemania estaba lista para una revolución bolchevique.

Los comunistas la consideraban un área clave para la revolución mundial y querían usar el descontento entre la gente. El Comintern y la Asistencia Roja trataron de manera desesperada de implementar el plan en Alemania mientras el son estaba bajo el signo de Escorpión. Su toma del poder iba a tener lugar la medianoche del 22 de octubre de 1923.

Al amanecer del siguiente día Hamburgo, Berlín y otras ciudades importantes estarían en las manos de los bolcheviques. Todas estas operaciones fueron conducidas por los masones Karl Radek (realmente Sobelsohn), Bela Kun y Josef Unschlicht (miembro de la Cheka y de la inteligencia militar soviética) de Moscú.

La operación pretendía extenderse por toda Alemania. Oficialmente Radek estaba estacionado en la Delegación de Comercio Soviético en Berlín. Los funcionarios comunistas alemanes pensaron, no obstante, que los preparativos no eran suficientes para una empresa tan grande (el tiempo no estaba maduro, por así decirlo) y querían posponer la “revolución” por tres meses. Los masones de más alto nivel, quienes controlaban varios movimientos comunistas, simplemente tenían otros planes para Alemania.

Solo que “olvidaron” informar al líder terrorista Ernt Thalmann.

De modo que junto con sus 300 “revolucionarios”, él comenzó su pretendido golpe en Hamburgo el 23 de octubre a las 5 a.m. El 25 de octubre, todos los terroristas fueron derrotados.

Hitler recibió la atención que necesitaba, cuando el 8 de noviembre de 1923 él trató de efectuar una contraofensiva, un golpe de estado en Múnich mal organizado.

Después de esto se ocultó por algún tiempo en la casa de una mujer judía llamada Hanfstaengl en Múnich. Hitler se hizo conocido no solo en Alemania, también en el extranjero. El nombre de Hitler estaba en las portadas de los periódicos de todo el mundo. El utilizó el juicio por completo y convirtió la derrota en una victoria ideológica. Él fue puesto en libertad después de nueve meses, aunque fue sentenciado a cinco años en prisión (la ley en sí estipulaba prisión de por vida).

En prisión el dictó su manifiesto político “Mein Kampf”, cuya primera parte fue publicada el 18 de julio de 1925 y la segunda parte  en 1927. Él citó el libro de Henry Ford “El Judío Internacional”. Luego el libro le brindó cuantiosas regalías, en 1930 acumuló 50,000 reichmarks e hizo después de todo más de un millón. “Mein Kampf” fue primero traducido al ruso e impreso en una edición limitada por el Comité Central en Moscú en 1928. Stalin comenzó a admirar a Hitler y decidió apoyarlo en su ascenso al poder (Viktor Suvorov, “Suicide”, Moscow, 2000, pp. 55-56).

Llevó varios años reorganizar al Partido Nacional Socialista. En enero de 1927, los nacional socialistas y su lucha por el poder y el socialismo aparentemente no tenían futuro. De acuerdo a su sentencia, Hitler no tenía permitido hablar en público hasta 1927. Desde 1925 Hitler estaba apátrida, habiendo fracasado en su intento de convertirse en ciudadano alemán. No fue hasta 1932 que realmente consiguió convertirse en ciudadano alemán.

Después de algún tiempo, él fue considerado por los banqueros de Wall Street como una figura prometedora. Decidieron apostar por Adolf Hitler y de ese modo provocar caos en Europa.

Para contactarlo un mensajero con estatus diplomático fue enviado a Alemania.

La persona se hacía llamar Sidney Warburg, un sobrenombre obviamente.

Para ayudar a Hitler a llegar al poder, los banqueros masónicos le ofrecieron apoyo económico. A cambio esta gente quería una política extranjera agresiva y tomar acciones contra Francia. Los banqueros calculaban que Francia en ese caso se volcaría a Gran Bretaña y a los Estados Unidos y así el gobierno francés se hallaría en una trampa económica. Se decidió no revelarle a Hitler el por qué era contactado en realidad.

El acuerdo entre Hitler y los banqueros en junio de 1929 fue rubricado entre otros por John D. Rockefeller Jr., J. H. Carter (Guaranty Trust Company, The National City Bank of New York), el banquero Tommy Walker y el Presidente de los Estados Unidos Herbert Clark Hoover (1929-1933), la mayoría de ellos masones de alto rango.

El titán de la prensa, William Randolph Hearst (Consolidated Publications) también estaba presente en esta reunión. Esta información importante el ex catedrático de economía, Antony Sutton, la da en su libro “Wall Street and the Rise of Hitler” (Sudbury, England, 1976). La información fue verificada y con más detalles por el político y autor alemán G. Schmalbrock.

William Collins Whitney, uno de los administradores de Guaranty Trust Company, era un miembro de la sociedad secreta Skull & Bones y de los Illuminati.

Skull & Bones está íntimamente relacionada a la masonería y a los Illuminati. La Orden de la Sociedad Skull & Bones antes se llamó La Hermandad de la Muerte.

Skull & Bones, originalmente el Capítulo 322 de la Orden Alemana secreta, fue fundada en la Universidad de Yale en los años 1832-1833 por el General  William Huntington Rusell y Alphoso Taft, quien más tarde fue secretario de guerra en la administración Ulysses S. Grant. Ambos eran masones.

La Orden fue fundada con ingresos del tráfico ilegal de narcóticos.

Cada año 15 miembros nuevos son seleccionados.

El presidente George W. Bush, robó la tumba de Gerónimo, tomó una calavera y otras reliquias del jefe Apache y todavía los tiene en exhibición en una vitrina. Dicen que siguen ahí, a pesar de demandas para su restitución. Bush padre declaró que “los perdieron”.

Miembros célebres fueron también William Howard Taft, presidente de los Estados Unidos, Henry Luce, fundador de la Time Magazine y Averell Harriman, diplomático y confidente de los presidentes estadunidenses.

John D. Rockfeller Jr fue en aquel entonces un miembro de la organización masónica The American Protective Association (APA), la cual fundada el 13 de marzo de 1887 en Clinton, Iowa, por el masón de alto rango, Henry Francis Bowers (Paul A. Fisher, “Behind the Lodge Door: Church, State, and Freemasonry in America”, Rockford, Illinois 1994, p. 79).

Su hermano, Percy Rockefeller, también formó parte en la financiación de los bolcheviques así como de los nacional socialistas. Percy Rockefeller también perteneció de la Sociedad Skull & Bones.

Además, el banquero George Herbert Walker (padre de George H. Bush, presidente de los Estados Unidos 1989-1993) ayudó a financiar a Adolf Hitler. Entre estos estaba Prescott Sheldon Bush, su yerno.

Prescott Bush y Averell Harriman apoyó a Hitler con 100  millones de dólares entre 1926-1942 a través de sus bancos New York Bank Harris & Brothers Harriman. El Congreso, sin embargo, confiscó el banco, pero los miembros del consejo fueron recompensados con 1.5 millones cada uno después de la guerra.

Al estudiar los documentos que han sido ocultados, podemos descubrir las circunstancias reales de la toma del poder por parte de Hitler. También estamos informados de los nombres de las personas responsables de iniciar la Segunda Guerra Mundial. Estos caballeros nunca fueron juzgados en Nuremberg. Según Antony Sutton, los tribunales de crímenes de guerra en Nuremberg fueron una farsa política, donde ni las atrocidades de los soviéticos ni los crímenes horrendos de los aliados, durante así como después de la guerra, fueron jamás mencionadas.

Los líderes nazis fueron acusados de crímenes contra la paz (instigar la guerra). El gobierno alemán fue visto como conspirando contra la paz. Al contrario, las naciones victoriosas tras la guerra fueron los poderes detrás de la instigación de este crimen. Alemania estaba tratando de evitar la guerra, ya que no estaba preparada para esto, como lo demuestran las estadísticas descubiertas por el historiador de guerra Viktor Suvorov en su libro “Suicide” (Moscow, 2000).

Comenzando en abril de 1945, las fuerzas estadunidenses y franceses mataron a más de un millón de prisioneros de guerra alemanes. La mayoría fueron internados en campos de concentración estadunidenses. Eisenhower creó un reino de terror jamás visto en la historia militar de los Estados Unidos. Este fue un verdadero crimen de guerra colosal. Esos fueron virtualmente campos de muerte (James Bacque, “Other Losses”, Toronto, 1991).

Un mito engaño existe que fueron los capitalistas alemanes, encabezados por Fritz Thyssen, el fabricante del motor ferroviario Ernst von Borsing y el mangante del carbón Emil Kirdorf en el área de Ruhr quien brindó apoyo financiero a Hitler. Hasta 1933, Thyssen pago no más de 2 millones de RM. Esto era comparativamente una suma pequeña. Solo el Partido Comunista Alemán recibió decenas de millones de marcos desde Moscú.

Que el capitalismo alemán en general no tuvo conexión con el Partido Nazi es fácilmente demostrable al estudiar los documentos hallados en los archivos de las empresas más importantes. El Partido Nazi tuvo desde el comienzo una actitud anti-capitalista, enfocada contra el capitalismo alemán. Cuando los Nazis en noviembre de 1932, trató de hacer que los capitalistas alemanes firmaran una petición para designar a Hitler como Canciller, solamente uno de ellos en realidad la firmó – Fritz Thyssen, quien era en sí uno de sus partidarios.

Franz von Papen estaba en las manos de la élite financiera. La élite financiera alemana jugó un rol mínimo, como lo confirma el historiador estadunidense, Henry Asby Turner Jr en su magna obra, “German Big Business and the Rise of Hitler” (Oxford, 1987). Desafortunadamente, Turner no dice nada acerca del rol de las grandes empresas y la masonería estadunidenses en llevar al poder a Hitler.

Hitler recibió la ayuda solamente de unos cuantos capitalistas judíos, cuyas empresas estaban ubicadas en Alemania y quienes estaban íntimamente conectados con la masonería internacional, en particular IG Farben y la familia Warburg, quienes actuaron como vínculos para Rothschild. En 1937, Max Warburg cambió el nombre de su banco de Warburg & Co, al de Brinkman Bank, para así camuflar su negocio. Herr Brinkman era un gentil que no llamaría la atención.

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