94-colectivizacion-postHabĆ­a sĆ³lo 7.000 tractores en la UniĆ³n SoviĆ©tica a principios de 1929. Los tanques tuvieron que ser usados para arar en el comienzo de la colectivizaciĆ³n.

El nĆŗmero de tractores aumentĆ³ a 30.000 a finales de la guerra. Algunos de Ć©stos se habĆ­an comprado directamente de EE.UU. Por lo menos se necesitaban 250.000 tractores para la colectivizaciĆ³n. Kuhn, Loeb & Co.

aumentĆ³ sus contribuciones de ayuda de acuerdo con MoscĆŗ , para neutralizar a los campesinos independientes (son demasiado peligrosos para los dictadores) y les obligaron a trabajar en los kolkhozes ( kibbutses).

Ochenta compaƱƭas norteamericanas tomaron parte en la construcciĆ³n de tres gigantescas fĆ”bricas de tractores en Rusia. La fĆ”brica en Stalingrado en realidad fue construida en los Estados Unidos, llevada a la UniĆ³n SoviĆ©tica en piezas y fue ensamblada en tres meses. VeintisĆ©is compaƱƭas norteamericanas se unieron exclusivamente para este proyecto. Los Bolcheviques querĆ­an producir 50.000 tanques y tractores de oruga cada aƱo. Se construyeron fĆ”bricas de la misma forma en Kharkov y Chelyabinsk. La construcciĆ³n de la fĆ”brica Chelyabinsk de tractores y tanques fue planificada y dirigida por un ingeniero de Detroit de nombre Calder. Al principio, estas fĆ”bricas eran todas dirigidas por ingenieros Occidentales.

Los norteamericanos tambiĆ©n construyeron una moderna industria de amianto para MoscĆŗ y diseƱaron el sistema de irrigaciĆ³n para Asia Central que ahora, virtualmente destruyĆ³ el Mar de Aral. DisminuyĆ³ de 62.000 kilĆ³metros cuadrados en 1923 a sĆ³lo 40.000 en 1990.

Los granjeros y campesinos independientes se consideraron especialmente peligrosos ya que el sistema agrĆ­cola habĆ­a comenzado una vez mĆ”s a producir excedente de comestibles. Vladimir Tikhonov, especialista agrĆ­cola, tambiĆ©n confirmĆ³ en ‘Literaturnaya Gazeta’ el 4 de agosto de 1988 que la afirmaciĆ³n de Stalin que la colectivizaciĆ³n se habĆ­a emprendido debido a la escasez de alimentos era completamente falsa. En el hecho real, el sistema agrĆ­cola habĆ­a empezado a recuperarse bastante rĆ”pido despuĆ©s que LenĆ­n les habĆ­a devuelto su tierra a los campesinos y habĆ­a abolido el control gubernamental sobre ellos.

La situaciĆ³n era casi normal en 1927 y Rusia habĆ­a comenzado nuevamente a exportar granos. 100.000 toneladas de grano fueron exportadas por Rusia en 1928, 1.3 millones de toneladas en 1929, 4.8 millones de toneladas en 1930 y 5.1 millones de toneladas en 1931.

A estas alturas Stalin y Kaganovich comenzaron a llevar a cabo la demente idea de Trotsky, la colectivizaciĆ³n agrĆ­cola. Stalin declarĆ³ que, despuĆ©s de la rĆ”pida industrializaciĆ³n (quĆ© se llamĆ³ ‘perestroika’), ellos podrĆ­an proporcionar alimento a las ciudades de la gigantescas granjas. Ese argumento era completamente falaz, segĆŗn Tikhonov.

Quince millones de personas perdieron sus hogares como resultado de la colectivizaciĆ³n.

Muchos campesinos huyeron de los kolkhoses a las ciudades. Un millĆ³n de ellos fueron enviados a campos de trabajo y 12 millones fueron deportados a Siberia, porque Stalin y Kaganovich etiquetaron a todos los campesinos que poseyeran mĆ”s de una hectĆ”rea de tierra, como enemigos de clase. Los niveles de la producciĆ³n agrĆ­colas cayeron masivamente despuĆ©s de la colectivizaciĆ³n.

DespuĆ©s de esto, el secuaz de Stalin, Kaganovich, organizĆ³ una hambruna durante los aƱos 1932-1933, quĆ© enviĆ³ a la tumba a casi ocho millones de Ukranianos y dos millones de rusos en el norte de Caucasia, en el delta del Volga, y en otros lugares.

El historiador britĆ”nico Robert Conquest, ha afirmado incluso, que el nĆŗmero de vĆ­ctimas sumaban 15 millones. (“La Cosecha de Dolor”, Alberta, 1986.) Varios historiadores rusos han llegado a la misma cifra.

El hambre fue provocada cuando le pidieron a los soldados que confiscaran todas las reservas de grano de los campesinos. En Estados Unidos serenamente miraban como esta tragedia tenĆ­a lugar.

En Yalta, Stalin cĆ­nicamente le aseguro a Churchill y a Roosevelt que diez millones de personas habĆ­an caĆ­do vĆ­ctimas de sus reformas. Stalin subestimaba el total, que mĆ”s tarde se ha calculado mĆ”s cerca de 48 millones. Todos los rumores acerca del hambre fueron negados oficialmente, ninguna ayuda se entregĆ³ a las sufridas Ć”reas, ninguna (humillante) ayuda del extranjero se aceptarĆ­a.

Como previamente se mencionĆ³, una nueva hambruna fue organizada en Ucrania entre 1946 y 1947 en que dos millones de personas murieron. Al mismo tiempo, los Ukranianos fueron obligados a proporcionar al EjĆ©rcito SoviĆ©tico (varios millones de hombres) la comida. Los chinos y los comunistas etĆ­opes tambiĆ©n usaron la inaniciĆ³n como una arma.

La colectivizaciĆ³n causĆ³ una enorme erosiĆ³n de la tierra utilizable, lo cual llevĆ³ a la destrucciĆ³n de muchos pueblos y despuĆ©s, a la introducciĆ³n de un sistema de racionamiento.

El historiador Sergei Kharlamov, especialista en las circunstancias que rodean la colectivizaciĆ³n forzada, enfatizĆ³ que el primer plan quinquenal causĆ³ una repercusiĆ³n negativa en la producciĆ³n industrial, ya que los rusos gastaron grandes cantidades de metales, recursos y energĆ­a, a menudo sin ningĆŗn propĆ³sito.

Sergei Kharlamov va incluso mĆ”s allĆ”, afirma que si el conflicto alemĆ”n-soviĆ©tico hubiese estallado unos aƱos despuĆ©s que 1941, la UniĆ³n SoviĆ©tica se habĆ­a desmoronado por si misma como resultado de la economĆ­a y la opresiĆ³n de Stalin. Kharlamov escribiĆ³ lo siguiente sobre la polĆ­tica de la UniĆ³n SoviĆ©tica: “No habĆ­a ningĆŗn avance, de hecho era lo contrario“. Wagens Nyheter, 7 de abril de 1988) La direcciĆ³n Comunista de MoscĆŗ era cada vez mĆ”s dependiente de la ayuda norteamericana. Esa era la intenciĆ³n. Una situaciĆ³n similar ocurriĆ³ en China en los aƱos cincuenta, durante el llamado “el Gran Salto Adelante”.

La Ć©lite financiera internacional no estaba angustiada por este desarrollo.

El falso frente del Comunismo tenĆ­a que ser construido a toda costa. NorteamĆ©rica estaba gobernada por capitalistas y polĆ­ticos que no perdĆ­an el sueƱo por los millones de las personas que eran llevadas en ese momento a los campos Gulag para morir allĆ­. Ɖstos sumaron 15 millĆ³n entre 1926 y 1938, segĆŗn investigaciones hechas por el historiador Dmitri Yurasov. (Dagens Nyheter, 7 de abril de 1988) . Se revelĆ³ despuĆ©s que esta cifra realmente habĆ­a sido aun mĆ”s alta.

El Comisario del Pueblo para los Asuntos Exteriores, MĆ”xim Litvinov, se reuniĆ³ con el banquero Paul Warburg (Kuhn, Loeb & Co.) en una conferencia en Londres en 1933, en la cual se discutĆ­a la economĆ­a mundial. El UniĆ³n SoviĆ©tica recibiĆ³ un prĆ©stamo enorme brevemente despuĆ©s de esto.

Universal Oil Products, Badger Corporation, Lummus Company. Alco Products, McKee Corporation y Kellogg Company, entre otros construyeron la industria petrolera soviƩtica.

En junio de 1944, Stalin admitiĆ³ al embajador norteamericano, W. Averell Harriman, que dos tercios de la gran industria soviĆ©tica habĆ­a sido financiada por las compaƱƭas norteamericanas. Stalin agregĆ³ que Alemania, Francia, Gran BretaƱa e Italia habĆ­an construido el resto. Esto era exactamente lo que Harriman escribiĆ³ en su informe al Departamento de Estado norteamericano en Washington D.C. Los Contratos seguido de contratos. En 1922 la ComisiĆ³n de Comercio Russonorteamericana, cuya tarea principal de esta comisiĆ³n fue salvar la economĆ­a bolchevique, fue fundada. El Chase National Bank de Rockefeller jugĆ³ el papel mĆ”s importante en esta comisiĆ³n. Herbert Clark Hoover (respaldado por el extremadamente influyente Concejo en las Relaciones Exteriores) financiĆ³ el dinero para las entregas de alimentos. Pero LenĆ­n usĆ³ este capital exclusivamente para si mismo y las necesidades personales de los lĆ­deres de mĆ”s alto nivel, segĆŗn el historiador Gary Allen (“Nadie se atreve a llamarle ConspiraciĆ³n”). Los campesinos que recibieron de vuelta su tierra fueron obligados a cuidar de si mismos – lo cual tambiĆ©n hicieron, tal como el lector pronto se darĆ” cuenta.

El 30 de diciembre de 1922, el Imperio ruso soviĆ©tico fue nombrado oficialmente UniĆ³n SoviĆ©tica. El gobierno norteamericano no podĆ­a mantener lazos diplomĆ”ticos con el estado soviĆ©tico ya que el pĆŗblico norteamericano tenĆ­a una visiĆ³n muy negativa del barbarismo comunista. Esa fue la razĆ³n por la cual los cĆ­rculos financieros hicieron todo lo que ellos pudieron para pintar un cuadro amable del rĆ©gimen soviĆ©tico en la prensa. La verdad tuvo que ser ocultada, Rockefeller contratĆ³ a la oficina de publicidad de Ivy Lee para mostrar a los Bolcheviques con los colores mĆ”s cĆ”lidos posibles. Ivy Lee incluso afirmĆ³ que los Bolcheviques deben ser considerados como confusos idealistas y benefactores de la humanidad. Hizo propaganda para un reconocimiento de la UniĆ³n SoviĆ©tica, agregĆ³ que los Comunistas “estaban bien” y que los comunistas realmente no eran ningĆŗn problema. Simplemente era un error psicolĆ³gico.

Walter Duranty, corresponsal para el New York Times en MoscĆŗ, hizo todo lo que pudo para retratar los juicios simulados de los aƱos treinta, tan favorablemente como fue posible – incluso Ć©l los justificĆ³. (Dagens Nyheter, 29 de septiembre de 1990). Estos periodistas norteamericanos sabĆ­an muy bien lo que realmente estaba pasando, ya que ellos han escrito sobre la situaciĆ³n en sus memorias. La redacciĆ³n norteamericana no les permitiĆ³ decir la verdad. Por consiguiente, no fue sorprendente que Stalin fuese llamado amablemente “TĆ­o Joe” y fuese nombrado ‘hombre del aƱo’ por Time Magazine en 1939.

Adolf Hitler habĆ­a recibido el mismo honor un aƱo antes. Ivy Lee habĆ­a publicitado a Hitler de la misma forma. Time Magazine explicĆ³ su decisiĆ³n de la siguiente forma: “Hitler es una garantĆ­a para la paz mundial”.

Pero cuando el reportero del periĆ³dico britĆ”nico ‘Manchester Guardian’ publicĆ³ un artĆ­culo sobre la mortandad masiva en los campos ya en 1933, la “progresista” opiniĆ³n Occidental no deseaba creerlo.

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