Las líneas que más nos interesa estudiar, desde el punto de vista del diagnóstico médico, son las siguientes:

1. – La Vitalis, o línea de la vida;
2. – La Cephalis, o línea de la cabeza;
3. – La Mensualis (cordial), o línea del corazón;
4. – El Cíngulum veneris, o cinturón de Venus.
5. – La Línea de Neptuno, o de los venenos; y
6. – La Línea Hepática, o del hígado, que lo es, a la vez, del estómago.

Existen otras líneas que incluyen algunos tratadistas, tales como la del matrimonio, la infantil y otras de menor importancia., que suprimimos en este tratado, por no considerarlas de valor suficiente, para ser tomadas en consideración en un libro de quirología científica. El lugar que ocupa cada una de estas líneas, puede verse en el dibujo de la mano que acompaña (fig. 33).

 

El quirólogo debe tener en cuenta la estructura y disposición de cada una de estas líneas, para el diagnóstico.

Cuando las líneas son claras, precisas y sin interrupción, puede decirse que se trata de una persona de buena salud y fuerte constitución; pero, tan pronto se observen en dichas líneas interrupciones, líneas menudas, puntos o ramificaciones, debe considerarse al individuo en estado de enfermedad.

Téngase, además, en cuenta, que un triangulito o un cuadrado en una línea cualquiera, indica que en el lugar correspondiente a aquella línea, se ha formado un acumulador de fuerza vital, la cual puede encaminarse a curar el mal, convenientemente dirigida.

Pero tratemos ahora de describir las líneas y señales más en detalle.

Volver al índice de “Tratado de Quirología Médica” – Krumm Heller