“El hombre libre no puede ser por mucho tiempo un ignorante.” – William McKinley (1843-1901), presidente 25to. de los Estados Unidos

Tengo una pregunta para tí.

Por Sorcha Faal

Si tuviera que describir a un político estadounidense cuya popularidad entre la gente de su nación era debido a su odio a los acuerdos de libre comercio que estaban destruyendo puestos de trabajo, destrozaba abiertamente a las élites políticas por crear un sistema político en el que la gente común se quedó fuera de los procesos de toma de decisión sobre la nación, casi todos los días arremetió contra los países europeos por no hacer su parte correspondiente y a pesar de los ataques diarios contra él por la grandes medios de prensa fue capaz no sólo de postularse para presidente de los Estados Unidos, sino de ganar la presidencia – ¿cuántos de ustedes podrían pensar que estoy hablando de Donald Trump?

Todo el que pensó que estaba hablando de Donald Trump están equivocados, y, también, se les perdona porque el presidente al que me estaba refiriendo fue asesinado hace 115 años, y desde entonces ha sido relegado al basurero de la historia por las clases privilegiadas de Estados Unidos, porque no sólo estaban aterrorizados por este hombre, también lo despreciaron y su nombre era William McKinley.

Como el último veterano de la Guerra Civil Americana (1861-1965), el presidente McKinley nunca se olvidó de la deuda que los Estados Unidos le debe a Rusia por salvar a toda su nación durante este período oscuro de la historia cuando las tropas británicas y francesas se agruparon en Canadá y México para invadir a un Estados Unidos desgarrado por la guerra, pero que se detuvo en seco cuando el zar Alejandro II de Rusia envió a toda su flota naval hacia los EE.UU. amenazando con una guerra mundial contra Gran Bretaña y Francia en caso de que siquiera se atrevieran a establecer un pie sobre suelo estadounidense.

Por lo tanto, cuando McKinley se convirtió en presidente en 1897, el Imperio Británico era todopoderoso y gobernaba los océanos del mundo con su poderosa flota para dictar el comercio mundial a través de sus acuerdos de libre comercio que dejaron a cientos de millones en la pobreza, destruyeron naciones enteras y a sus  poblaciones nativas y redujeron a la esclavitud y la pobreza extrema a todos los que se oponían a ellos. Y en 1892, McKinley advirtió al pueblo estadounidense sobre los británicos diciendo:

“Bajo el libre comercio el comerciante es el amo y el productor el esclavo. La protección es sino la ley de la naturaleza, la ley de la autoconservación, de auto-desarrollo, de asegurar el destino más alto y mejor para la raza humana. [Ellos decían] que la protección es inmoral.

¿Por qué, si la protección acumula y eleva a 63,000,000 [la población de EE.UU.] de personas, la influencia de las 63 millones de personas eleva al resto del mundo. No podemos dar un paso en la vía del progreso sin beneficiar a la humanidad en todas partes.

Bueno, dicen ellos, “compra donde se puede comprar el más barato”…. Por supuesto, eso se aplica a la mano de obra como a todo lo demás. Te voy a dar una máxima que es mil veces mejor que esa, y es la máxima de la protección: ‘Compra donde puedas pagar más fácil”. Y ese lugar de la tierra es donde el trabajo gana sus recompensas más altas”.

Y no sólo en palabras la agarró el presidente McKinley contra el Imperio Británico, sino por sus acciones también al proponer a Rusia crear conjuntamente el mayor sistema ferroviario en el mundo que se extendería desde Europa, a través del Estrecho de Bering en Alaska, continuando a lo largo de América del Norte en México, y al final en la nación sudamericana de la Argentina y que el presidente McKinley etiquetó como el futuro de la humanidad“.

El 14 de septiembre de 1901, el sueño del presidente McKinley para “el futuro de la humanidad” con la creación de este sistema ferroviario ruso-estadounidense que habría destruido el poder del Imperio Británico fue truncado por una bala asesina – sucedido luego por el incondicionalmente pro-británico vicepresidente Theodore Roosevelt quien asumió el poder y no sólo abandonó lo que podría haber sido empresa más edificante y crítica de la historia humana, pero también, usó los fondos asignados para ello por el Congreso de Estados Unidos, en cambio, para construir el Canal de Panamá (comenzando en 1904) asegurando así un siglo de largas guerras mundiales y agitación económica global posterior que sigue hasta el día de hoy.

Aunque el sueño de McKinley murió en 1901 con su asesinato, en Rusia, el zar Nicolás II, en 1905, comenzó a revivirlo siendo sabedor de su valor para el bien de la humanidad, pero cuyos planes, como los de McKinley, fueron truncados cuando la marina japonesa entrenada por los británicos invadió Rusia en 1905.

Ahora voy a parar aquí con esta historia ya que muchos de ustedes pueden estar pensando en qué tiene de relevante para hoy, y aquí les digo el por qué:

En 2011, por primera vez en más de 100 años, el sueño para el “futuro de la humanidad” de McKinley y después del zar Nicolás II, con este sistema ferroviario histórico se convirtió también en el sueño del presidente ruso, Vladimir Putin, y quién ha asignado la suma de impresionante de US$ 65 mil millones de dólares para comenzar este ferrocarril con su primera parte, en el tramo Siberia-Alaska y el túnel ¡para cruzar el estrecho de Bering!

Incluso guiándose por las estimaciones más conservadoras, una vez que este sistema ferroviario ingrese a América del Norte proporcionará empleo bien remunerado a más de 7 millones de estadounidenses que van a durar una generación e ¡impulsará la economía de Estados Unidos por más de $50 mil millones para el año! Y las estimaciones de lo que este sistema de ferrocarriles va a hacer por las naciones empobrecidas de México, América Central y del Sur (por no hablar de Europa y Asia) es igual de impresionante.

Por lo tanto, y en caso de que alguna vez te hayas preguntado acerca de esto, hay una muy buena razón para que en diciembre del año pasado el presidente Putin elogiara a Donald Trump como alguien “brillante y con talento“, porque TODOS SABEN que si Trump es elegido como el próximo presidente de Estados Unidos una nueva época promisoria para la historia humana comenzará.

Sin embargo, cuando dije “todo el mundo sabe”, tú, por supuesto, y como siempre, fuiste excluidos debido a que tus líderes políticos de la élite y los medios principales de noticias, no te van a decir la verdad, por lo que sólo el 6% de ustedes aún creen en las noticias de los grandes medios de comunicación e incluso los Reporteros Sin Fronteras admirados en todo el mundo, la semana pasada catalogaron la basura que se publica por la prensa como una “nueva era de la propaganda“.