arquitectos-de-la-decepcion-juri-linaJohn D. Rockefeller Jr estaba interesado particularmente en las declaraciones anticomunistas de Hitler, las cuales eran citadas en la prensa.

Durante los 1920s, Rockefeller usó a la reconocida agencia publicitaria Ivy Lee & T. J. Ross de Nueva York para darle a los bolcheviques una imagen positiva. Tenían que verse como idealistas confundidos y humanitarios caritativos. Lee declaró que los comunistas estaban “en lo correcto” y que no existía un problema comunista. Era todo cuestión de un malentendido psicológico. Una declaración de Frank Vanderlip, comparando a Lenin con George Washington, fue publicitado ansiosamente.

La misma agencia también compiló el panfleto de propaganda insidiosa “La URSS – un Enigma”. El asesino de masas, Stalin, era aposado de forma familiar como “Tío Joe”.

En mayo de 1927, Ivy Lee viajó a la Unión Soviética a petición de Stalin y Radek para discutir sobre la propaganda comunista en Occidente. Al mismo tiempo, aprovechó la oportunidad para refinar los métodos manipulativos de los ideólogos soviéticos.

En 1939. Iósif Stalin fue electo Hombre del Año por la revista Time (después de los exterminios masivos de 1937-38). El mismo honor fue concedido a Mijaíl Gorvachov en 1987, después de su promesa de exterminar a la población afgana.

Después de la llegada al poder de Hitler en enero de 1933, la agencia de publicidad Ivy Lee & Ross de nuevo fue llamada para pacificar al público estadunidense. A Ivy Lee se le encomendó la tarea de pulir los métodos de propaganda de Hitler y Goebbels. Sus servicios fueron pagados por la estadunidense IG Farben, dirigida por la familia Warburg. El 13 de marzo de 1933, la revista Time publicó un artículo rindiendo tributo a Hitler, quien fue bautizado como el Mesías Alemán. La revista colocó su fotografía en la portada. Por razones de propaganda, Adolf Hitler fue escogido Hombre del Año por la revista Time en diciembre de 1938, por “mantener la paz del mundo”.

A principios de 1936, el ex primer ministro británico y Gran Maestre masón, David Lloyd George (cuyo nombre verdadero era David Levi-Lowit), al regresar de Alemania, había gritado “¡Heil Hitler!”. En su opinión, Hitler era un hombre fantástico y los alemanes eran la gente más feliz.

El 4 de octubre de 1938, Winston Churchill dijo lo mismo. La madre de Churchill, Jennie, era una judía estadunidense, cuyo apellido de soltera era Jerome. La madre de Jennie, Clara Hall, tenía ascendencia iroqués

(Jerusalem Post, 18 January 1993). El padre de Winston, Randolph, murió como resultado de la síficiles a la edad de 47.

En 1956, Churchill le dijo al presidente Eisenhower: “Soy, desde luego, un Sionista y lo he sido desde la Declaración de Balfour”. (Herbert Mitgang, “The Official Churchill in One Volume”, The New York Times, 6 November 1991) La Enciclopedia Popular Bonnier (“Konversationslexikon”, Stockholm, 1926, Vol. 8, p. 634) tenía lo siguiente que decir acerca del nacional-socialismo: “Un movimiento enfocado a la intervención de la sociedad para el beneficio de las clases desfavorecidas y la expansión del control del estado de la economía social, enfatizando con fuerza la solidaridad nacional entre clases. N. está por tanto en agudo contraste con el socialismo internacional basado en la lucha de clases. N. está representada principalmente en Alemania, donde Hitler en 1920 fundó un Partido Nacional Socialista, el cual coopera con la derecha. El Nationalsozialer Verein, el cual se active en 1896-1909, es visto como su predecesor”. La misma enciclopedia llamó a Hitler un trabajador social demócrata, quien destacó en la Guerra Mundial (Vol. 5, p. 779). El Nationalsozialer Verein originalmente representaba el socialismo cristiano.

“Sidney Warburg”, junto con los representantes de James Warburg y varios ejecutivos de las empresas petroleras estadunidenses, fueron a Berlín, donde en el Hotel Adlon, se reunieron con Hitler, Gregor Strasser, Hermann Goring, “von Heydt” (Thyssen) y un abogado alemán. Los estadunidenses expresaron su deseo de que Alemania no debiera estar más obligada a pagar reparaciones de guerra a Francia. Alemania había pagado ya 10 mil millones de dólares en daños solamente a los Estados Unidos.

En octubre de 1931, Hitler envió una carta a los banqueros masónicos internacionales, la cual condujo a una nueva reunión en la Guaranty Trust Company.

Algunos de los financiadores (Montagu Norman, Royal Dutch Shell y Glean) no consideraban a Hitler apto para actuar. Por otro lado, Rockefeller, J. H. Carter y McBean creían que su inversión en Hitler era sabia. Todos acordaron continuar apoyando a Hitler.

“Sidney Wargur” una vez más fue a Alemania, donde se reunió con el banquero von Heydt (Thyssen), quien le explicó que las tropas SS tenían necesidad de buenas ametralladoras, revólveres y rifles.

Warburg de nuevo se reunió con Hitler, quien le dijo sus planes para tomar el poder. Él tenía dos opciones – una revolución o un golpe de estado, el cual tomaría tres meses a un costo de 500 millones de marcos. También tenía otro plan, el cual involucraba la toma legal del poder. Esto se esperaba que tomara tres años y costara algunos 200 millones de marcos. Hitler sugirió que los banqueros mismos decidieran, cual plan usar.

En opinión de los banqueros de Nueva York, estas sumas eran demasiado grandes, no obstante. Una semana después, enviaron a Hitler apenas 15 millones de dólares, exigiendo iniciativas agresivas contra los países vecinos.

Hitler acordó usar los 15 millones de dólares para su propaganda electoral. El dinero fue transferido a tres bancos: Mendelsohn & Co. En Amsterdam. Rotterdamsche Bank en Rotterdam y Banca Italiana en Roma. Cada banco recibió 5 millones de dólares.

En total, Hitler recibió al menos 32 millones de dólares de los financiadores estadunidenses (Morgan, Lamont, Rockefeller, Kuhn, Loeb & Company, General Electric Company, National City Bank y otros) entre 1929 y 1932 (Antony Sutton, op. cit., p. 134). Otras contribuciones vinieron de otras fuentes estadunidenses, británicas y alemanas.

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