Un cierto dĆa el Gran Mago Alquimista reuniĆ³ al pueblo para empezar un sagrado ritual en el equinoccio que marca el inicio del otoƱo para el hemisferio norte y de primavera para el hemisferio sur de la esfera Gea Terrus de Ors del trigĆ©simo tercer universo del sexto Cosmos descendente, del absoluto solar hacia las periferias.
ReuniĆ³ una gran muchedumbre de seres humanos allĆ” en la zona selvĆ”tica de la cordillera de los Andes donde vivĆa, hechizante paraje donde los rĆos cantan himnos de alabanza a la Pachamama, el viento jugando entre las copas de los imponentes Robles y Gakes tambiĆ©n mantraliza los mismos cantos, emitiendo efluvios altamente medicinales y fortalecedores a los demĆ”s seres que juguetean muy activos y vivaces en un ambiente completamente endĆ©mico, acompasados por resonantes sinfonĆas de una gran variedad de aves, que aunados con el resto de animales selvĆ”ticos y las multitudes de seres fantĆ”sticos pueblan ese exuberante lugar.
Al ofrecer a sus invitados un abundante banquete frugal, con picados de frutas dulces , miel de abeja, polen, queso de cabra, exquisita torta de trigo integral, y jugo de uvas, dirigiĆ³ su rodilla derecha hacia el suelo sin tocarlo, mientras su pierna izquierda formando un Angulo recto permanecĆa de frente; y sus brazos estirados a los dos lados con las palmas hacia arriba recibĆan rayos de sol, empezĆ³ a orar agachado suplicando por la vida de esa esfera, mientras por sus doradas mejillas escurrĆanse gotas de llanto que al llegar hasta el suelo se convertĆan en cristales de cuarzo, esmeraldas, y rubĆes; pronunciando asĆ:
*Y dijo por boca del Ɣngel el que vive para siempre jamƔs el que ha creado los cielos y la tierra y las cosas que estƔn en ellos, que tiempo sea mƔs*.
Cambiando con esta poderosa frase una antigua profecĆa que consta en un Libro Sagrado que algunas tribus usaban con un entendimiento incompleto, o una interpretaciĆ³n errada, pero que habĆa sido escrita precisamente para esos dĆas aseverando lo contrario, es decir vaticinaba el final del tiempo.
Pero el Maestro de la magia descifraba exactamente cada sĆmbolo, cada designio divino, porque dentro de su cuerpo habĆa acumulado tanta energĆa que su Ć”urea resplandecĆa en siete niveles de distintos colores nĆtidamente definidos en un radio de treinta y tres metros a la redonda, de su cerebro emitĆa un rayo en gama arco iris que se tornaba dorado y lo conectaba con el sol y de su abdomen le resplandecĆa otro rayo plateado que lo conectaba con la Tierra y a su contacto se esparcĆa en miles de ramificaciones en forma de raĆces que lo comunicaban con los Ć”rboles, las piedras, rĆos, montaƱas y demĆ”s elementos terrĆ”queos.
Su deslumbrante presencia y la notoria conexiĆ³n luminosa merecĆan el respeto y la admiraciĆ³n del pueblo que lo aclamaba como padre y lĆder, supremo consejero, por la nitidez de su palabra, la amplitud de su sabidurĆa y la nobleza de su actuar.
El les alertĆ³ de que un peligro muy grande se avecinaba y que la esfera entera corrĆa el riesgo de desaparecer porque fuerzas malignas y nefastas, la habĆan ubicado al borde del abismo expuesta a una gran conflagraciĆ³n planetaria.
Les explico la urgencia de que todos los seres concientes y despiertos se comprometieran a unificar sus fuerzas arduamente en una labor de magia cĆ³smica para evitar esta catĆ”strofe.
Se necesitaba generar un sistema energĆ©tico de seres castos y puros que multiplicando su fuerza en los vĆ³rtices de poder de aquella montaƱa, harĆan contrapeso al oscuro poder de los seres urbanos, que habiendo caĆdo en las redes del maligno gobernante se apartaron de la Madre natural, y ensuciaban los rĆos, contaminaron el aire, profanaron la tierra, enfermĆ”ndose a si mismos con una estaƱa plaga, que atrofiĆ³ sus cerebros, endureciĆ³ sus corazones, y bestializĆ³ su conducta sexual, haciendo que olvidaran su origen divino.
Extendida la plaga por contagio masivo las ciudades se convirtieron en antros siniestros consumidores de la poca energĆa que producĆan, y dejaron de ser seres humanos y se convirtieron en espectros lĆŗgubres carentes de luz interna, desalmados entes que comenzaron a matar animales para comer, perdieron la conexiĆ³n con la magia y los seres fantĆ”sticos del bosque, luego empezaron a pelearse entre si envueltos por una violencia extrema e injustificada, empezaron a asesinarse cruelmente, porque la industria que crearon les dio de comer alimentos no naturales, procesados sintĆ©ticos con quĆmicos envenenantes, y no contentos con el mal que se causaban a si mismo se multiplicaron tanto que empezaron a devorar el planeta desangrĆ”ndolo y extirpando sus entraƱas, sin recordar que la esfera estaba viva, que sentĆa, respiraba, comĆa y tenia todos los ciclos biolĆ³gicos como cualquier otro ser, y que era su madre llamada Gaia. Ellos dejaron de ser sus hijos y se convirtieron en una plaga devastadora
El mago poderoso no dejo de llorar mientras daba las indicaciones a su Ejercito de salvaciĆ³n, eligiĆ³ un grupo de mancebos y doncellas por la sutil energĆa primaveral que producen, seleccionando a los mas virtuosos y caritativos, los mas destacados por sus disciplina de vida, y en un gran claro de la selva dibujĆ³ un mĆ”ndala circular de quince metros de radio, ubicando cuatro puertas orientadas a los cuatro puntos cardinales
En el centro ubico un espejo circular simbolizando el ojo omnipresente de Dios, sobre Ć©l ubicĆ³ siete copas de cristal, una en el centro y con las otras seis organizo estrella perfecta conocida por muchos como la estrella de David en el eje norte-sur, estas copas representaron los siete chakras o las siete refinerĆas de la energĆa vital, que fueron llenadas con las aguas puras de los arroyos virginales de ese lugar.
Alrededor formĆ³ una cruz simĆ©trica usando como sĆmbolos, dos cueros de cabro en el eje norte-sur, dos cueros de corderos en el eje oriente occidente, estos cueros fueron de animales que vivieron en ese edĆ©n, pero que aƱos antes habĆan muerto para evolucionar en cuerpos de niƱos de la misma comunidad que para esos dĆas tenĆan ya entre tres y seis aƱos de edad.
Y tambiƩn los niƱos se ubicaron sobre sus antiguas pieles en los lugares respectivos a seis metros del centro,
El pueblo entero comenzĆ³ a ingresar al Templo asĆ dispuesto por las cuatro puertas, ubicĆ”ndose detrĆ”s del aro formado por los mancebos y doncellas, dejando pasillos despejados por las puertas cardinales.
Mientras el con voz de trueno dirigĆa una oraciĆ³n que resonaba no solo entre la espesa selva sino que se proyectaba hacia el infinito espacio celestial, frase a frase el pueblo redecĆa, abriendo un portal dimensiĆ³nal, estando todos estĆ”ticos sumidos en un elevado nivel de concentraciĆ³n en el ritual, el empezĆ³ a pronunciar unas palabras en lenguaje arcaico y cĆ³smico que los mortales jamĆ”s entenderĆ”n.
El Templo humano que se habĆa formado comenzĆ³ a girar a velocidades increĆbles, cercanas a la velocidad de la luz, primeramente en sentido contrario a las agujas del reloj haciendo un hueco en la superficie de la selva y sumergiĆ©ndose a las profundidades de la Tierra, ante el asombro de todos, esa nave mĆ”gica llegĆ³ a los infiernos mas terribles, en la mas profunda oscuridad que irĆ³nicamente, se parecĆan mucho la vida nocturna de la ciudades, millones de demonios bailaban en las sombras, entre alaridos que no se savia si eran de dolor o de orgia, seres siniestros que no se atrevĆan a acercarse a la nave circular porque ella emitĆa una sublime luz que los enceguecĆa, seres deformes entregados a la lujuria y los placeres carnales ahogĆ”ndose en la embriaguez demencial por beber el cĆ”liz de todas las herejĆas.
La poderosa luz de esta nave era resguardada allĆ” en los infiernos por doce mensajeros del cielo en los abismos, con forma de faunos es decir seres con patas y cabeza de cabros pero con torso de hombres, de aproximadamente cuatro metros de estatura, faunos hermosos dorados y brillantes que son los rescatadores de la luz abismal, llamada luz inferior, ellos danzaban alrededor de la nave protegiĆ©ndola de las asechanzas de otros faunos negros que si se atrevĆan a acercarse a provocar a los viajeros pero que eran de menor estatura es decir de menor fortaleza y poder.
Estacionada allĆ en el infierno, la extraƱa maquinaria ritual, un chorro d