MEMORADIO 22

Nunca lo olvides: eres lo que comes y lo que piensas. La comida que introduces en tu cuerpo es lo que gradualmente… con lentitud, pero también con seguridad, va formando tus esquemas de pensamiento. Y tus pensamientos, conscientes o subconscientes, tienen el control absoluto de tu salud o tu carencia de ella.

Una manzana al día, como dice el viejo refrán, bien puede conservar la salud y la energía, porque la fruta es el alimento más beneficioso para el bienestar del cuerpo.

Ser vegetariano es bueno, pero la meta definitiva es ser frugívoro… y, con el andar del tiempo, alimentarse en parte con el propio aliento, de manera, de satisfacer todas las necesidades corpóreas mediante el mismo aire que se res¬pira (siempre que se pueda hallar aire puro, en estos días, como no sea en Sitios como Cripple Creek, Colorado, a tres mil metros de altura sobre el nivel del mar). La persona que desee una salud perfecta y permanente de su aliento; ya no necesita matar para mantenerse con vida La así llamada cadena alimentaria (la destrucción de la vida para conservar la vida) no es tan santa ni tan respaldada por la natu¬raleza como se te ha hecho creer por programación, ni tan necesaria como se te ha enseñado.

Antes de iniciar el proceso de conversión al vegetarianismo es necesario desear hacerlo por las razones correctas. El primer motivo es una auténtica compasión por nuestros hermanos, los animales. Ahorraré mucho tiempo si cito aquí cierta entrevista del New York Times con un esclarecido ranchero, que quizá comenzaba a experi-mentar la compasión, pero que aún no había captado en toda su verdad la crueldad de criar animales para carnearlos.

Durante esa entrevista, el ranchero habló de sus vacas con el periodista. Explicó cómo se crían los terneros, especificando gastos, pérdidas y ganancias, cuánto era preciso obtener por los cadáveres de los terneros, los de las vacas y los novillos (hígado de ternera, hamburguesa, bifes y asados), a fin de ganarse la vida como criador. Cuanto dijo en la entrevista se aplica también a las ovejas y los cerdos, y sus respectivas crías (costillas de cordero, costillas de cerdo, jamón y tocino).

— ¿Sabe usted? — dijo el ranchero al periodista—. Uno llega a ponerse sentimental con estos animalitos. ¿Sabe que la vaca madre puede reconocer a su propio ternero entre mil cabezas o más? Y cuando separamos a los terneros para despacharlos, las madres se quedan junto al corral, mugiendo con unos sonidos que uno jamás ha oído en una vaca. Es como si supieran lo que pasa. A veces pasan allí una semana o más, aunque el ternero ya no está, sin comer absolutamente nada. A algunas se les despelleja la garganta de tanto mugir, y no pueden tragar. Llega el momento en que hay que sacar¬las de allí por la fuerza para que no se maten de hambre.

Claro, más pérdidas, menos ganancias; eso no se puede per¬mitir. se te ha enseñado que tu cuerpo necesita proteínas (carne) para mantenerte saludable. Se te ha enseñado un mito. En palabras más sencillas, te han mentido. Eso está a La misma altura que lo las sanguijuelas del siglo XIX.

Pese a lo que te han hecho creer, degollar a un pavo o a un pollo también causa dolor y sufrimiento.
Los peces mueren con más lentitud, con la blanda boca desgarrada por la punta afilada del anzuelo, o si están atrapados en la red, debatiéndose en la agonía, boqueando en busca de “aire” (agua, para ellos). Los peces son una parte importante de la ecología natural; cumplen funciones vitales al nadar en ríos, arroyos, Lagos y océanos durante su breve vida. Y a propósito: Jesús no era pescador. Por el contrario, atrajo a algunos de sus apóstoles, apartándolos de la matanza de vida marítima, mediante la promesa de hacerlos “pescadores de hombres”. En ninguna parte está escrito que él comiera carne de especie alguna.

En cuanto a los peces, no todos ellos son caníbales carnívoros que se alimenten de sus semejantes. Muchos son vegetarianos; subsisten comiendo algas y otros tipos de plantas que crecen en el océano. Las ballenas comen toneladas de plancton, que también provee de más del setenta por ciento del oxígeno que respiran los humanos; ese elemento está desapareciendo rápidamente de nues-tras aguas, envenenadas por el hombre.

Vale la pena hacer notar que el porcentaje de peces carnívoros, en comparación con el de los vegetarianos, se corresponde estrechamente con los porcentajes actuales de humanos carnívoros y vegetarianos. Hay otras similitudes llamativas entre los hábitos de los animales y los de los seres humanos; son los primeros quienes imitan a los segundos y no a la inversa. No tengo tiempo, lugar ni deseos de entablar un debate pleno con los evolucionistas, pero así son las cosas.

Los gorilas, por ejemplo, son vegetarianos y muy bondadosos, tal como descubrió la experta en primates, Diane Fossey, después de observarlos atentamente por muchos años. Lo mismo ocurre con los chimpancés. Sin embargo, cuando un chimpancé, atacado por un arranque perverso, mata de manera espontánea y antinatural a un animal, y prueba comerlo (aunque su sorprendido estómago se descomponga de inmediato) los otros monos del grupo lo glorifican sin pérdida de tiempo (aunque sigan siendo básicamente vegetarianos); le temen, lo respetan y lo convierten en el macho dominante del grupo… hasta que a otro chimpancé macho se le ocurre hacer lo mismo. Entonces, el nuevo asesino se convierte en el macho dominante. Eso refleja claramente la conducta humana.

Existen muchos ejemplos, en el mundo animal, para demostrar que el aspecto carnívoro de la “cadena alimentaria” tan sagrado para los biólogos,no es necesario para sobrevivir con salud.

¿Animales selváticos que comen la carne de otros animales? Pese a lo que hayas aprendido en la escuela sobre la teoría de Darwin, fueron los hombres los que enseñaron a los animales a ser carnívoros. No hubo sangre derramada en el Edén, cuando esta Tierra era un paraíso muchos millones de años antes de los períodos atlántico, lemúridos y paleolítico, Si vacas y terneros, ovejas y corderos, monos y gorilas padres y crías, jirafas e hipopótamos, pueden sobrevivir saludablemente siendo vegetarianos no hay motivos por los cuales leones, tigres, leopardos y otros animales no puedan hacer lo mismo, dado el tiempo suficiente para que devuelvan sus órganos digestivos al estado original.