Los Illuminati se movieron libremente dentro de las muchas sociedades secretas a través del tiempo, buscando utilizar la ideología liberal de la francmasonería como cebo para aquellos que no tenían el conocimiento de sus verdaderos propósitos. “Todos los Illuminati son francmasones pero al contrario no todos los francmasones son Illuminati”, declararon los Profesores Cosandey y Renner de Munich en sus testimonios de abril de 1785.
Sólo a una minoría se le permitía alcanzar los misteriosos grados más altos. Sólo esos pocos conocían las verdaderas intenciones de la orden. Cosandey y Renner, junto con varios testigos, afirmaron que “había una charla constante del propósito” sin alguna explicación de lo que esto era. Aquellos de los grados más bajos (los “tontos útiles”) estaban sólo para obedecer, sin entender por qué.
El plan de Weishaupt para tomarse el poder era ingeniosamente simple. Los moldeadores de la opinión pública (sacerdotes, escritores, funcionarios públicos) serían trasformados en herramientas obedientes, después de lo cual ellos, en las palabras de Weishaupt, “rodearían a los príncipes”. Como “consejeros” ellos influirían en las decisiones políticas en favor de los objetivos del Illuminati. Al entrar en la Orden, los nuevos hermanos habían jurado: “Yo nunca usaré mi posición o mi puesto contra otro hermano.” Esta corrupta lealtad de grupo, sin embargo, no se relacionaba con los hermanos como individuos, ellos eran sólo herramientas para los poderes invisibles dentro de la Orden. Así fácilmente podía volverse contra cualquier hermano en particular, si el “propósito”, (es decir, el propio Weishaupt) lo decretaba.
Así, a los hermanos de los grados inferiores se les hizo proporcionar información (en formularios impresos) mensualmente sobre sus propias acciones y aquellas de compañeros hermanos (el llamado “Quibus Licet”).
Los líderes de la Orden compilaron la información de estas “confesiones” que ellos podrían usar después contra cualquier hermano reacio. Weishaupt también animó que los Illuminati robaran o copiaran documentos gubernamentales secretos. La Orden necesitaba estos documentos para sus actividades revolucionarias, pero también quería que los hermanos perdieran cualquier sentimiento de lealtad por el orden establecido, teniéndolos constantemente en búsqueda de traicionarlo.
Religión, nacionalismo, patriotismo, lealtad al gobernante, lazos familiares – todos estos sentimientos deberían ser reemplazados por una sola y fuerte lealtad a la causa del Illuminati. Un desertor, Joseph Utzschneider, profesor en la Academia Militar en Munich, reveló que la constante prédica contra la patria lo hastió tanto, que dejó la Orden.
El poder supranacional socialista a que el Illuminati aspiraba se resumió en el concepto Novus Ordo Seclorum (Nuevo Orden Mundial). Algunos de los puntos principales de este programa eran: 1. la supresión de toda las religiones, incluyendo todas las comuniones y doctrinas que no pudieran estar sujetas como herramientas para el Illuminismo.
2. la supresión de todo los sentimientos de nacionalidad y – en el sentido literal de la palabra – la abolición de todas las naciones e introducción de un mundo- estado Iluminado.
3. la transferencia sucesiva de la propiedad, tanto privada como nacional en las manos del Illuminati. Los métodos para lograr esto eran las nuevas leyes taxativas que los funcionarios del Illuminismo introducirían. Los planes originales de Weishaupt también incluían un impuesto progresivo a los ingresos (así que esto no es una ninguna nueva invención!) y un, aún más alto, impuesto de herencia confiscatorio. Karl Marx, también, deseaba un impuesto progresivo más alto a los ingresos en su “Manifiesto comunista”. La intención era debilitar la sociedad.
4. un sistema de espionaje y denuncias que lo abarque todo con los “hermanos insinuando” como prototipo. El símbolo de esto era el ojo que todo lo ve, un ojo dentro de una pirámide que era el símbolo del poder del Illuminati. Y finalmente: 5. una regla moral global, un estandarización completa de la más profunda voluntad de todas las personas, deseos y aspiraciones bajo “la única voluntad”; la voluntad del Illuminati.
El Illuminati simplemente deseaba abolir todas las formas de gobierno, patriotismo, religión y familia para finalmente instaurar un gobierno mundial.
Las personas honorables nunca trabajarían para tal programa detestable, así el “normal” Illuminati estaba lleno con frases justas sobre el amor, la caridad y cosas parecidas que nosotros llamamos hoy en día “ideología”. Mientras más arriba se avanza, más primitivos eran los miembros. Mientras más primitivos son los individuos, más bajo son los ideales que los entusiasman.
Por consiguiente, los Illuminati han usado todas las clases de ideologías (el Nihilismo, el Liberalismo, el Fascismo) o los construyeron ellos mismos (Marxismo, Comunismo, Socialismo) mientras que ellos son absolutamente independientes de toda la ideología.
En 1933 La Gran Enciclopedia Soviética publicó una gran cantidad de información sobre Adam Weishaupt y el Illuminati, pero después de este año, la información fue descaradamente inconsecuente.
Una conferencia fue llevada a cabo en el castillo de Mayer Amschel Rothschild en Wilhelmsbad el 16 de julio de 1782, dónde los francmasones e Illuminati forjaron una alianza completa.
De esta forma, las principales sociedades secretas comenzaron un cofuncionamiento más íntimo con el Illuminati. Con esto, Weishaupt ganó nada menos que tres millones de herramientas para trabajar con ellas. Con el tiempo, el Illuminati traería la muerte y el sufrimiento a centenares de millones de personas.
En la conferencia Masónica en Wilhelmsbad, se tomó la decisión de asesinar a Louis XVI de Francia y a Gustavus III de Suecia. (Charles de Hericault, “La Revolución”, pág. 104.) La iniciativa para esta conferencia fue judía.
(A. Cowan, “Los Rayos X en la Francmasonería”, Londres, 1901, pág.
122.) Una decisión para asesinar al emperador Leopold de Austria también fue tomada en la conferencia. Él fue envenenado el 1 de marzo de 1792 por el francmasón judío Martinowitz. Gustavus III de Suecia fue asesinado el mismo mes.
Los francmasones se habían reunido en Lyon en 1778 discutir la revolución venidera. Otros congresos se llevaron a cabo en París en 1785 y 1787 y en Frankfurt am Main (donde Rothschild tenía su banco) en 1786.
El Illuminati buscó tomar el control de la prensa y comenzó a poner sus infiltrados tras bastidores como “expertos”. La Orden también quería influir en las escuelas.
En 1800, el Illuminati estaba activo en Suecia, Austria, Rusia y en muchos otros países. Tres años antes, el Profesor John Robison había escrito una exposición completa del complot del Illuminismo en su libro “Pruebas de una Conspiración” (Londres, 1797).
El poeta inglés, Percy Bysshe Shelley fue también inicialmente engañado por la propaganda del Illuminati, a pesar que Weishaupt había declarado claramente que el propósito del Illuminati era actuar incansablemente hasta que los “líderes y las naciones desaparezcan sin violencia de la Tierra, la humanidad se vuelva una gran familia y el mundo una residencia para las personas sensatas”.
Pero Shelley más tarde, se encontró con una copia del sensacional libro de Abbe Barruels, “Memorias, Ilustrando la Historia del Jacobinismo” que se había publicado en 1798.
Este libro reveló, con la ayuda de ciertos documentos de Bavaria, la conspiración de los judíos en el Illuminismo.
Shelley tomó estas revelaciones en serio y recomendó el libro a sus amigos. Él comenzó a considerar el Illuminati como el mal encarnado e incluso sugirió a Leigh Hunt, el sincero autor, que fundaran una sociedad dónde sus sensatos miembros enfrentarían a la sociedad de “los enemigos de la libertad”. Shelley continuó en el tiempo, dándose cuenta de las maquinaciones del Illuminati detrás de las escenas políticas.
Los norteamericanos Thomas Jefferson and Alexander Hamilton llegaron a conocer la doctrina de Weishaupt después de 1790. Jefferson y Hamilton abrieron las Logias Masónicas en los Estados Unidos de América a los Illuminati europeos, a pesar de las muchas voces que se levantaron advirtiendo contra esta acción. Entre estos que protestaban estaba John Quincy Adams que más tarde sería elegido presidente (1825).
Quincy Adams escribió una carta a Coronel William L. Revelándole cómo Jefferson se aprovechó de la Orden Masónica para minar la sociedad. El Illuminati se desquitó haciendo imposible el intento de re-elección de Adams.
Adams fue sujeto de una viciosa campaña de difamación por la prensa nacional que ya estaba bajo el control del Illuminati. Adams también intentó publicar un libro revelador sobre el Illuminati pero el manuscrito fue robado.
El capitán William Morgan, que había alcanzado un alto grado dentro de la francmasonería y tenía una posición importante en la orden, encontró algunos de los terribles secretos del Illuminati en su Logia “Batavia No. 433” en Batavia, Nueva York. Se dio cuenta de las metas del Illuminati y viajó a través de EE.UU. para advertir a las Logias Masónicas. En 1826, él explicó que era su deber advertir al público acerca de los planes secretos del Illuminati.
Morgan quiso exponer las sombrías actividades de la élite Masónica en un libro.
Firmó un contrato con el editor, Coronel David C. Miller. El libro, la “Francmasonería Expuesta”, fue publicado en 1826.
Esto llevó a los miembros de las logias involucradas al borde de derrumbe nervioso. En ese momento había 50.000 francmasones en EE.UU. Después de la publicación de este libro, 45.000 francmasones dejaron sus Logias.
Casi 2000 Logias fueron cerradas. Muchas de las restante Logias cancelaron sus actividades. En el estado de Nueva York solamente, habían 30.000 francmasones.
Después que el libro de Morgan fue publicado, el número de miembros disminuyó a 300.
(William J. Whalen, “Cristiandad y la Francmasonería norteamericana”, 1987, pág. 9.) Richard Howard, un Illuminatus inglés, fue enviado a EEUU para asesinar a Morgan. Junto con otros cuatro secuestró Morgan y lo ahogó en un lago, la intención era asustar a otros francmasones hasta la sumisión. (Michael di Gargano, “Francmasones irlandeses e ingleses y sus Hermanos Extranjeros”, Londres, 1878, s. 73.) El historiador norteamericano Emanuel M. Josephson reveló en su libro el “Manifiesto Comunista de Roosevelt” (Nueva York, 1955, pág. 24) que la Logia Columbia del Illuminati fue fundada en Nueva York en 1785. Su primer líder fue el Gobernador DeWitt Clinton, seguido por Clinton Roosevelt.
En 1786 fue fundada la logia de los Illuminati en Virginia y Thomas Jefferson se transformó en su líder. Cuando Weishaupt fue expuesto en Baviera, Jefferson lo defendió como un “entusiasta filántropo”. Dentro de un corto tiempo el Illuminati había abierto quince Logias en Norteamérica.
Thomas Jefferson hizo todo lo que él pudo para conseguir que finalmente la pirámide del Illuminati fuese aceptada por el Congreso como el (Gran) Sello Nacional el 15 de septiembre de 1789.
En 1789, el publicista, estadista y científico, Benjamín Franklin, (1706 – 1790), siendo el mismo francmasón, demandó que los Estados Unidos de América se defiendan contra la inmigración e influencia judía con la ayuda de la constitución, ya que los judíos se habían transformado en un Estado dentro del Estado. Esta demanda fue negada y en cambio la Estrella de David se transformó en el símbolo del ejército y de la policía en Norteamérica.
George Washington que era francmasón desde 1752, cuando tenía 20 años, también intentó oponerse al trabajo del Illuminati en Norteamérica, después que se convenció, en 1796, que significaban una amenaza para la nación. Debido a esto, Weishaupt había hecho planes para asesinar a Washington caso resultara demasiado molesto. (Neal Wilgus, “Los Illuminoides”, Nueva York, 1978, pág. 33.) David Pappen, Presidente de Universidad de Harvard, también salió con una advertencia contra el Illuminati el 19 de julio de 1798, y algo más tarde, Timothy Dwight, Presidente de Universidad de Yale hizo lo mismo.
Esto llevó Henry Dana Ward, Thurlow Weed y William H. Seward a formar un Partido anti-masónico en los Estados Unidos de América en 1829. El Partido tomó parte en las elecciones presidenciales en 1832 pero en 1840 ya había perdido el rumbo … …
Weishaupt, tal como Niccolo Machiavelli (1469-1527) en la República de Florencia, creyó que el poder debe ser mantenido exclusivamente por ciertas personas escogidas – todos los otros eran inestables “don nadie”. En su libro póstumamente publicado “El Príncipe” (1532), Machiavelli defendió la introducción de una dictadura ilimitada.
KÉ INTERESANTE KONOSER SOBRE LOS MAFIOSOS ACECINOS DE LA HUMAGDIDAD,; LOS SIONISTAS QUE HAN DESTRUIDO EL PROGRESO SOSIAL ALTRUISTA I DE LA PAS ESPIRITUAL DE EL MUNDO.