El sentido de la nueva era es cooperaciĆ³n. Es absurdo aguardar que los gobiernos hagan todo.

Todas las agrupaciones religiosas, sociales, filosĆ³ficas, ocultistas, espiritualistas, etc., deben COOPERAR para el bien comĆŗn.

Donde hay cooperaciĆ³n hay progreso inevitable, donde se excluye la cooperaciĆ³n el fracaso es inevitable. Las organizaciones que explotan al prĆ³jimo y no cooperan estĆ”n condenadas a la catĆ”strofe.

Los Truts y monopolios extranjeros son aborrecidos por las clases trabajadoras precisamente porque en vez de cooperar explotan. El fin de esas organizaciones es absolutamente seguro.

En mundo del comercio debe cambiarse el sistema de competencia por el de cooperaciĆ³n. La competencia es falta de inteligencia. La competencia origina conflictos innecesarios entre los comerciantes, esos conflictos no benefician a nadie y si perjudican a todos.

Es urgente cambiar el no inteligente sistema de competencia por el de cooperaciĆ³n inteligente. AsĆ­ todos los comerciantes se benefician.

Las organizaciones avanzadas del pensamiento deben enseƱar con su ejemplo cooperando.

Toda humana organizaciĆ³n puede cooperar en una u otra forma por el bien comĆŗn.

Nosotros somos una familia y no debemos atormentarnos la vida miserablemente porque eso es absurdo.

Que cooperen los comerciantes en vez de atormentarse con la competencia, que cooperen los hombres de ciencia, en vez de fabricar armas, que cooperen las religiones para enseƱar caridad consciente en la prƔctica, que cooperen los mƩdicos asociƔndose para servir mejor, etc., etc., etc.

La cooperaciĆ³n trae beneficio econĆ³mico, la cooperaciĆ³n trae paz, pan y trabajo fecundo y creador.

Los sindicatos libres, aquellos que no se venden como prostitutas al mejor postor, pueden y deben cooperar.

Que abran los sindicatos comedores pĆŗblicos, talleres, escuelas politĆ©cnicas, etc., donde los hijos de los trabajadores puedan aprender oficios para ganarse la vida.

Que la cuota de los sindicalizados sirva para preparar tƩcnicamente a los hijos de los trabajadores. Que sirva la cuota para abrir comedores baratos, etc.

Se hace urgente acabar con los lƭderes traidores, con aquellos que se venden a los amos del capital, con aquellos que traicionan a sus compaƱeros.

Los sindicatos deben depurarse para cooperar. Actualmente en muchos paĆ­ses del mundo los sindicatos no pueden cooperar porque estĆ”n controlados por los lĆ­deres de la traiciĆ³n.

Es absurdo pensar en civilizaciĆ³n excluyendo la cooperaciĆ³n consciente.

La competencia no es civilizaciĆ³n. La competencia es barbarie, donde reina la cooperaciĆ³n no se debe temer al aumento de la poblaciĆ³n, donde no hay cooperaciĆ³n el aumento de poblaciĆ³n convierte la vida en un infierno con todo el horror espantoso de la competencia inevitable en todo orden de cosas.

Algunas naciones se han preocupado por aumentar la poblaciĆ³n pero no se han preocupado por organizar la vida social sobre la base inteligente de la cooperaciĆ³n.

El resultado de semejante forma de proceder se llama hambre, miseria, competencia en todo orden de cosas, conflictos sociales, huelgas, revoluciones de sangre y aguardiente, etc., etc., etc.

La inversiĆ³n del yo y del otro es el fundamento de la cooperaciĆ³n humana.

Shantideva dijo: ā€œEl que quiere salvar rĆ”pidamente al otro y asĆ­ mismo debe practicar el gran secreto: la inversiĆ³n del yo y del otroā€.

ā€œEl amor desmedido del yo hace temer ante el menor peligro: ĀæQuiĆ©n no aborrecerĆ­a a ese yo tan inquietante como a un enemigo; A ese yo que deseando combatir la enfermedad, el hambre y la sed, extermina pĆ”jaros, peces, cuadrĆŗpedos, y se erige en enemigo de todo cuanto vive; a ese yo que por el amor al lucro o a los honores llegarĆ­a a matar Padre y Madre a robar el patrimonio de las tres yogas, con lo cual se convertirĆ­a en combustible de los fuegos del infierno?ā€.

ā€œQuĆ© hombre sensato desearĆ­a conservar, querer y conservar su cuerpo convertirlo en un objeto de veneraciĆ³n, viendo en Ć©l a un enemigoā€.

ā€œĀæSi doy, que tendrĆ© para comer? Este egoĆ­smo harĆ” de ti un ogro. ĀæSi como que tendrĆ© para dar? Esta generosidad harĆ” de ti el rey de los Diosesā€.

ā€œCualquiera que haga padecer a otro por sĆ­ mismo arderĆ” en los infiernos, cualquiera que padezca por otro tiene derecho a todas las felicidadesā€.

ā€œLa misma ambiciĆ³n que acarrea suplicios en el otro mundo y la vergĆ¼enza y la estupidez en Ć©ste, si se transfiere a otro produce dicha celestial, gloria, inteligenciaā€.

ā€œAquĆ©l que impone a otro la tarea de trabajar por Ć©l tendrĆ” como retribuciĆ³n la esclavitud; aquĆ©l que se impone la tarea de trabajar por otro tendrĆ” como recompensa el poderā€.

ā€œTodos los que son desdichados, lo son por haber turbado su propia dicha; Todos los que son felices lo son por haber buscado la dicha de otrosā€.

ĀæPara que tantas palabras? ā€œComparad solamente al tonto atado a su propio interĆ©s y al santo que obra por el interĆ©s del prĆ³jimoā€.

ā€œCiertamente, nadie podrĆ” obtener la dignidad del Buda, ni siquiera la dicha en el mundo de la trasmigraciĆ³n, si no es capaz de cambiar su bienestar por la pena del otroā€.

ā€œSin hablar del otro mundo, Āæacaso nuestro interĆ©s en Ć©ste no se halla comprometido cuando el servidor no realiza su tarea o cuando el amo no le paga su salario?ā€

ā€œLejos de trabajar para el bienestar comĆŗn, lo cual es el principio de la felicidad, tanto en este mundo como en el otro, los hombres no buscan mĆ”s que perjudicarse mutuamente y expĆ­an este extravĆ­o con terribles padecimientosā€.

ā€œTodas las catĆ”strofes, todos los dolores, todos los peligros del mundo provienen del apego al yo: ĀæPorquĆ© conservĆ”rselo?

ā€œQuien no se despoja del yo no puede evitar el sufrimiento del mismo modo que quien no se aparta del fuego no puede evitar la quemaduraā€.

ā€œAsĆ­ pues, para apaciguar mi dolor y el del otro, yo me entrego a los otros y adopto a los otros como yoā€.

ā€œPertenezco a los otros, esta debe ser tu convicciĆ³n. Oh corazĆ³n mĆ­o, el interĆ©s de todos los seres debe ser en adelante tu Ćŗnico pensamientoā€.

ā€œNo estĆ” bien que estos ojos que son para los demĆ”s vean en favor mĆ­o; no estĆ” bien que estas manos que pertenecen a los demĆ”s obren en favor mĆ­oā€.

ā€œPreocupado Ćŗnicamente por el bien de la criaturas, todo cuanto consideres Ćŗtil en tu cuerpo debes ponerlo al servicio de los otrosā€.

Realmente el Ćŗnico yo que nosotros los GnĆ³sticos debemos aceptar como nuestro es el yo del prĆ³jimo. Los sufrimientos del prĆ³jimo, el dolor ajeno.

Los leones de la ley, los SeƱores del Karma no tienen yo, pero consideran como yo a cada persona, a cada semejante, a cada criatura. Ellos siendo tan perfectos se han adaptado a sĆ­ mismos al yo ajeno de cada persona del mundo y llenos de dolor exclaman: yo soy ladrĆ³n, yo soy fornicario, yo soy adĆŗltero, yo debo mucho Karma.

Los grandes seres adoptan como yo al yo del prĆ³jimo.

NingĆŗn maestro de la humanidad dice: yo soy perfecto, yo soy santo, yo soy poderoso, etc., los perfectos sĆ³lo dicen: ā€œCada uno de nosotros es un mal caracol entre el seno del padreā€.

JesĆŗs el Cristo dijo: ā€œNo hagas a otros lo que no quisieras que te hagan a ti mismoā€.

Realmente uno se asombra ante los atormentadores, de ninguna manera ellos quisieran ser atormentados. ĀæQuĆ© es pasa pues? ĀæPorquĆ© atormentan? Se necesita estar dormido para atormentar al prĆ³jimo… ellos realmente estĆ”n dormidos, tienen la Conciencia profundamente dormida, eso es todo.

La inversiĆ³n del yo y del otro nos lleva hasta la cooperaciĆ³n consciente.

Si no queremos que el comerciante vecino nos perjudique no lo perjudiquemos, no hagamos a otro lo que no queremos que otro nos haga, aprender a cooperar es inteligencia.

La inversiĆ³n del yo y del otro nos hace comprender la necesidad de la cooperaciĆ³n consciente.

Habiendo uniĆ³n y cooperaciĆ³n desaparece la competencia, cuando la competencia deje de existir, hay paz, abundancia y progreso total para unos y otros.

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