Todo el mundo sufre, todo el mundo llora y las gentes ya cansadas de sufrir y de llorar, quieren un cambio radical, pobres gentes… quieren que todo cambie y organizan partidos políticos, y levantan banderas y líderes, pero las cosas continúan lo mismo, pueden cambiar las circunstancias pero los resultados son siempre los mismos.

“El viento regreso de nuevo de acuerdo con sus circuitos… lo que ha sido es lo que será, y lo que se ha hecho es lo que se hará”.

Esta es la ley de la Recurrencia. El tiempo es redondo, y los hechos se repiten, vuelven a ocurrir en su minuto y en su hora, la tierra gira alrededor del sol, las estaciones siempre se suceden cada año, las horas se repiten, y la historia también se repite.

El ego siempre retorna para repetir lo mismo, y el pasado se convierte en futuro. No existe diferencia esencial entre el pasado y el futuro.

Todos estamos cansados de sufrir y queremos cambiar este orden de cosas, pero realmente nada podemos cambiar, lograremos modificar las circunstancias pero los resultados continuarán siendo los mismos, podemos cambiar la jaula pero jaula siempre es jaula, jaula capitalista o jaula comunista, siempre son jaulas, en cualquier jaula donde estemos metidos tenemos que sufrir inevitablemente, nada podemos cambiar radicalmente mientras dentro del individuo no se haya hecho un cambio radical.

Para cambiar algo, primero debe ocurrir un cambio dentro del individuo; si queremos que el mundo cambie, es necesario primero que el individuo cambie internamente en forma radical.

Estamos metidos dentro de un círculo vicioso y la gente no lo sabe, pobre gente.

La gente siempre repite los mismo errores, los boteros del Volga se rebelaron contra la esclavitud y ahora los modernos Bolcheviques intentan mezclar raza humana con simios, monos, changos, dizque para crear una raza nueva de tipo inferior que haga todos los trabajos del hombre, es decir ellos quieren crear una raza de esclavos, los enemigos de la esclavitud quieren ahora un nuevo tipo de esclavitud.

Uno puede ser muy erudito y sin embargo puede ser incapaz de cambiar algo, cambiar requiere diferente conocimiento y también algo que uno no posee.

Cuando uno sea diferente, todo será diferente, cuando uno cambie internamente todo cambiará.

Esto de cambiar internamente requiere comprensión, es urgente estudiar profundamente las causas de dolor y una vez descubiertas esas causas, comprenderlas en todos los niveles de la mente, sólo así lograremos el cambio radical.

Si yo soy cruel, el mundo será cruel, si yo soy codicioso el mundo será codicioso, porque el individuo es el mundo. Si queremos que el mundo cambie, debe cambiar primero el individuo. Cambiando radicalmente el individuo, es lógico que cambie el mundo, porque este último es la extensión del individuo.

Quien quiera cambiar necesita sacrificar algo, son muchísimos los sacrificios que se necesitan para cambiar radicalmente. Todos tienen algo que sacrificar, excepto los definitivamente perdidos, estos ni siquiera pueden ser ya ayudados.

Para cambiar es necesario saber, para saber hay que aprender y para aprender hay que hacer grandes sacrificios.

Realmente el individuo sólo aprecia aquello que le ha costado sacrificio, el cambio radical sin sacrificios resulta absurdo, todo cambio radical requiere sacrificio. Esa es la ley: todo cuesta nada se nos da regalado, cada cual sólo puede lograr el tanto que ha dado por ello.

No existe otro camino para lograr el cambio radical, el Sacrificio Consciente es el único camino.

¿Es acaso poco sacrificar la lujuria? ¿El orgullo? ¿La pereza? ¿La gula? ¿La envidia? ¿La ira? ¿La codicia? etc.

Sólo por el camino del sacrificio logramos el cambio radical, la historia se repite y el ego siempre retorna para repetir sus mismos errores, y su misma historia, todo se repite con la exactitud de un buen reloj y sólo es posible cambiar este orden de cosas creando nuevas causas.

Si realmente queremos nuevas causas necesitamos urgentemente supremos sacrificios. Sólo así logramos el cambio radical, sólo así podemos cambiar este orden de cosas para salir del círculo vicioso en que fatalmente estamos metidos.

La ley del retorno y recurrencia es el gran secreto. Quien llega a conocer este secreto abre en su conciencia ciertas puertas íntimas.

Con el cambio interno podemos utilizar este conocimiento para nuestros propios fines. Realmente este secreto sólo puede ser útil para aquellos que se resuelvan a cambiar radicalmente, desgraciado el hombre que se conforma con el estado conscientivo en que vive.

Cambiar es lo mejor; Empero todo cambio radical absoluto cuesta muy caro. El cambio radical se paga con la propia vida. Debe morir el querido ego, el yo, el mi mismo, a fin de que nazca el SER en nosotros.

Sólo el SER puede hacer. Sólo el SER tiene suficiente poder íntimo como para cambiar realmente este orden de cosas en que vivimos actualmente.

La ilusión del Animal Intelectual es creer que puede hacer de nosotros dentro del círculo vicioso del tiempo, todo se repite con la exactitud de un buen reloj.

Quien conoce el gran secreto (las leyes de retorno y recurrencia), debe utilizarlo sabiamente, de otra manera se volverá contra sí mismo y rodará al abismo de la fatalidad inevitablemente.

Aquél que llega a conocer las leyes de retorno y recurrencia sabe que todo retorna y va y viene, y que los acontecimientos se repiten con la exactitud de un cronómetro dentro del círculo del tiempo.

Quien ya conoce el gran secreto tiene muy pocas vidas por delante; las posibilidades también se agotan y la ley de la Recurrencia tiene un límite.

Aquél que conozca el gran secreto debe aprovechar el tiempo porque las leyes de la recurrencia y retorno tocan a su fin. Infeliz aquél que no se sepa aprovechar el gran secreto.

Aquél que conozca el gran secreto debe saber que el retorno incesante a este valle de lágrimas tiene también un final que puede resultar catastrófico.

Los perdidos son aquellos que descienden por las puertas de la recurrencia en espiras cada vez más y más bajas, esos degenerados al fin dejan de nacer y son remplazados por otros que necesitan venir al mundo.

Muchas gentes quieren una didáctica especial para la disolución del querido yo. ¿Existe acaso mejor didáctica que la de la misma vida?

En la convivencia con el prójimo nos podemos auto descubrir. En relación con toda la gente nuestros defectos escondidos saltan fuera, afloran espontáneamente y entonces podemos verlos si queremos verlos.

Lo importante es analizar nuestros defectos cuando los descubrimos, y luego por medio de la auto-reflexión y de la meditación de fondo, podemos investigar el origen de tales defectos, y descubrir sus resortes secretos en los distintos repliegues inconscientes de la mente.

Puede estar seguro querido lector que todo defecto descubierto en forma íntegra deja de existir inevitablemente, así es como podemos morir de instante en instante, así va naciendo el SER de instante en instante.

Realmente sólo el Ser puede alterar este orden de cosas y crear la verdadera y legítima democracia.

Volver al Índice – El Cristo Social por Samael Aun Weor