La vista es el órgano que percibe y distingue lo que se denomina “Fusión de las vibraciones del centro de gravedad” que llegan a este planeta desde los espacios del universo.

El rayo blanco del espectro solar, es el centro de gravedad para todos los colores.

Las funciones de vibraciones del centro de gravedad son percibidas por la vista como tonalidades del color separadas.

En tiempo de Lemuria y Atlántida el órgano de la vista podía distinguir un tercio de las tonalidades del color de todas las tonalidades cósmicas, universales.

Las mezclas de vibraciones del centro de gravedad del rayo blanco realmente no son percibidas en su totalidad por el órgano de la vista, empero los Atlantes y Lémures percibieron un tercio del número de tonalidades.

La ciencia objetiva desconocida para un Carlos Marx y sus secuaces, ya ha descubierto que existen cinco millones setecientos sesenta y cuatro mil ochocientas una tonalidades.

Cuando los seres humanos disuelvan el yo y desarrollen el sentido espacial podrán entonces distinguir dos tercios del número total de tonalidades que existe en todo el universo, y que asciende, según los cálculos de los grandes sabios, a tres millones ochocientos cuarenta y tres mil doscientas tonalidades distintas del color.

Quienes logran la total disolución del ego, se tornan capaces de distinguir todas las tonalidades del cosmos, menos una que sólo es percibida por aquello que no tiene nombre.

Nuestro mundo con sus siete estados de vibración, deviene de siete estados de vibración más elevada y a su vez esas siete provienen de otras siete y así sucesivamente hasta completar siete escalas vibratorias.

Más allá está la vibración única de siete propiedades provenientes de la muy santa fuente primaria, llamada Espacio Abstracto Absoluto.

Cuando el rayo blanco establece un centro de gravedad se deriva de las otras, y se transforma en una tercera y así sucesivamente por Involución llega la luz hasta la cristalización de cualquier planeta.

Los mundos son luz condensada. La luz es una sustancia así como la electricidad también es otra Sustancia.

El órgano de la vista se ha venido degenerando desde hace muchos millones de años, en la época de la civilización Babilonia; la vista ya sólo podía percibir trescientas cuarenta y tres tonalidades de color diferente.

Más tarde la vista sólo pudo percibir cuarenta y nueve tonalidades de color, y existen actualmente seres y familias que ya ni siquiera se acercan a las cuarenta y nueve tonalidades.

La humanidad actual sólo percibe deficientemente las últimas siete fusiones de las vibraciones del centro de gravedad del rayo blanco; esas siete fusiones son las siguientes:

Rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul, índigo y violeta.

Estos siete colores son el resultado de las siete últimas fusiones vibratorias del centro de gravedad del rayo blanco.

Durante el proceso de transformación del rayo blanco uno de los colores separados siempre surge el otro y se transforma en un tercero, como por ejemplo, el color anaranjado se obtiene del rojo, y a su vez se convierte en amarillo y así sucesivamente.

Por encima y por debajo de nuestras capacidades de percepción sensorial externa, existen miles y millones de tonalidades de color que la vista degenerada de la humanidad actual no puede percibir.

El universo está lleno de vida y de criaturas que tienen vida, y éstas no solamente existen dentro de los límites de nuestra capacidad de percepción, sino que además existen mucho más allá de esta limitada capacidad.

La dialéctica materialista es falsa porque sólo se fundamenta en un límite estrecho de vibraciones y colores perceptibles por la vista.

Necesitamos una dialéctica más amplia, una dialéctica que se salga de los estrechos límites fijados por Marx.

Resulta estúpida la posición Anti-religiosa de los marxistas-leninistas, es villana y miserable la burla que las hordas Chino-soviéticas hacen a la puerta de las sagradas pagodas tibetanas.

Recordemos que esa misma burla se le hacía a Pasteur cuando desinfectaba los instrumentos de cirugía con agua hervida.

Más tarde cuando se inventó el microscopio y se pudieron ver los bacilos, todos los hombres de ciencia se inclinaron respetuosamente ante el sabio Pasteur.

Las religiones manipulan fuerzas que no pertenecen al limitado número de 49 tonalidades, fuerzas que pueden ser vistas y conocidas por todo aquél que tenga la paciencia de regenerar el Sentido Espacial.

Los sofismas de la dialéctica Marxista, realmente sólo pueden convencer a los castrados volitivos, a las calabazas estúpidas, a los imbéciles.

Ya sabemos que cada uno de los siete colores del prisma solar tiene siete tonalidades, siendo siete los colores básicos, el ser humano actual, sólo percibe las 49 tonalidades.

Cada color se puede descomponer en siete tonos y esto lo sabe cualquier pintor.

Por encima y por debajo de los estrechos límites marcados por los 49 tonos, hay vida y formas de vida, desconocidas para los fanáticos de la dialéctica materialista.

Los grandes Místicos suelen ponerse en contacto con criaturas que nada tienen que ver con el mundo tridimensional en que vivimos, dichas criaturas inteligentes han sido bautizadas por los místicos con los nombres de Ángeles, Dioses, Devas, Genios, etc., etc., etc.

El desarrollo del sentido espacial a todos nos permite relacionarnos con esas formas más sutiles de vida.

Volver al Índice – El Cristo Social por Samael Aun Weor