La historia de las víctimas del aguardiente es una historia de vergüenza, de corrupción, de crueldad y ruina.

Ha robado a la cara la gloria de su salud, y en lugar de la tez natural del rostro, lo ha dejado enrojecido e irritado con el alcohol.
Ha quitado la belleza y la hermosura al rostro y lo ha dejado disforme y abotagado.
Ha robado a las piernas su fuerza, dejándolas vacilantes e inestables.
Ha quitado la firmeza y la elasticidad de los pies para hacerlos débiles y falsos.
Ha robado a la sangre su vitalidad y la ha llenado de veneno, gérmenes de enfermedades y muerte.
Ha robado al rostro su virilidad y fortaleza y ha dejado en su lugar las señales de la sensualidad y de la brutalidad.
Ha corrompido la lengua con blasfemias, necedades e infamias.
Ha inclinado las manos al mal, haciéndolas instrumentos de brutalidad y asesinato, en vez de serlo de utilidad y bien hacer.
Ha roto los vínculos de la amistad y ha sembrado los gérmenes de la enemistad.
Ha hecho del padre cariñoso y del cumplido esposo, un hombre tirano, áspero y homicida.
Ha transformado a la madre cariñosa y a la esposa hogareña en una verdadera fiera infernal y en la encarnación de la brutalidad.
Ha robado a la mesa su abundancia, obligando al hombre a llorar de hambre y pedir limosna en la vía pública.
Ha llenado de criminales los juzgados, penitenciarías, cárceles y casas de corrección.
Ha poblado las casas de asilo y manicomios con sus infortunadas víctimas.
Ha llenado nuestro mundo tan bello, de lágrimas, gemidos, lamentaciones y odios; y a muchos pobres desamparados, de miseria y desesperación.

SU MAJESTAD EL ALCOHOL

¿Me conoces?…
Soy el príncipe de todas las alegrías, el compañero de todos lo goces
mundanos, el mensajero de la muerte; el príncipe que gobierna al mundo.

Yo estoy presente en todas partes; en todas las ceremonias, ninguna reunión tiene lugar sin mi presencia.

Fabrico adulterios, hago nacer en los corazones pensamientos negros y
criminales; a jóvenes y adultos los hago inmorales y los contemplo satisfecho; soy padre de la corrupción y de la desgracia, enveneno la raza, mancho los hogares, traigo el envilecimiento y la depravación, la locura, el crimen, el suicidio.

Yo acabo con la familia, degenerando y extinguiendo por completo la raza, ocasionando los conflictos, crímenes y desgracias en los hogares; hago nacer a los niños raquíticos, retardados, idiotas;

A los jóvenes hago perder la vergüenza, la dignidad, el honor, la educación y la religión; pongo un velo sobre los ojos y la conciencia, haciendo parecer el crimen como venganza, la adicción como pasatiempo, el adulterio e inmoralidad como entretenimiento.

Yo soy causante de las enfermedades y desgracias más asquerosas y viles,
dolorosas e incurables: el cáncer, úlceras, la tuberculosis,
tumores y muchas otorgas; aspiro convertir el mundo en un hospital, en un manicomio y en presidios.

Yo nazco en todas partes; conozco las regiones de Laponia y Siberia, los
ardorosos valles de Egipto e Italia; yo tengo mi origen en el trigo, el
arroz, el maíz, la cebada, el jugo de uva, el jugo de caña, el maguey…

Mi patria es la Tierra; mis esclavos, los hombres; el que me envía: satanas.

Yo soy vuestro rey.

Yo soy SU MAJESTAD, EL ALCOHOL.