Lo que viene a continuación es pues un análisis del Impuesto sobre la Renta irracional, por puro instinto; con el hemisferio derecho, vaya.

Yo Rafael Palacios López, desde mi desconocimiento casi absoluto de los mecanismos y tramos que operan en el IMPUESTO sobre la RENTA de las personas físicas, afirmo Que:

-El citado impuesto es un atentado completo contra el sentido común porque, por definición, una renta es un bien MUERTO, y no un bien vivo, como lo es el Trabajo. Una renta, según el diccionario (que ya han modificado para asegurar su robo) es un beneficio que rinde anualmente algo, de lo que se cobra. Una renta es el alquiler de una vivienda, por ejemplo, o un terreno. Así pues, tener que pagar un impuesto por trabajar es una humillación tan grande como la prostituta a la que el cliente obliga a pagar la cama.

-Los llamados “tramos” en los que se divide el impuesto sobre la renta tienen por real objetivo que ningún ser humano supere nunca el nivel de supervivencia, pero al mismo tiempo evitar que nunca estalle una revolución; por eso te dará para comprar lo innecesario, lo accesorio, no tu Libertad. Como la zanahoria con el burro, el truco está en que el ciudadano piense durante toda su vida que algún día (mañana, mañana, o quizás en la jubilación) pueda descansar de la agonía de saber si sobrevivirá o no, si acabará algún día en la calle como esos tristes vagabundos.

Las subidas de los precios, unida a la inmovilidad de los salarios tendrán por objetivo que el ser humano se crea, mientras sigue comprando, que es rico, cuando la realidad es que sus necesidades básicas habrán aumentado por medio de seguros obligatorios e impuestos de todo tipo, de tal manera que nunca le quedará tiempo -tiempo sin trabajar ni estar angustiado con pagar las facturas y, claro, con la pérdida del trabajo- para plantearse el engaño en el que vive. La farsa de este teatro.

Recordad esto: “Si el perdedor (endeudado) llega a la bancarrota, el ganador (el prestamista), acaba perdiendo ¡porque ya no podrá seguir exprimiéndole!)”. Por eso no permiten que todo se vaya completamente al garete. Por eso cada vez que este sistema está a punto de colapsar, el Banco Central Europeo rescata a los bancos

-Y esto es válido hasta para la clase media-alta y pequeños empresarios, que, azuzados por los sindicatos y partidos políticos, serán el blanco de las iras de los otros explotados, los trabajadores por cuenta ajena, que nunca se darán cuenta de que el problema viene de más arriba. De los que no pagan impuestos. Estos sí que saben. Por supuesto, el sistema impositivo obligará a quebrar a los pequeños y medianos empresarios para dejar paso a las franquicias (pertenecientes, en definitiva, a los banqueros): el sistema impositivo está concebido para ello.

-Las personas que no pagan impuestos son aquellas que se hayan corrompido tanto que el propio Estado les premiará con los más altos cargos. “¿Por qué?”, dirá alguno. Porque así guardarán el secreto. El Secreto de que todo es una vil mentira. A cambio de seguir manteniendo el engaño, tienes barra libre para robar: “tarjetas negras” a tutiplén. No hay mejor cómplice del Gigantesco Engaño que un corrupto. Por eso sólo los más grandes corruptos pueden ostentar el poder (en los países regidos por el dinero-deuda).

-Por eso, como hemos visto en España con Bárcenas, Blesa y demás ladrones de alta alcurnia, los verdaderos defraudadores, LOS QUE SE QUEDAN CON EL DINERO PÚBLICO, serán exculpados. Porque ellos pertenecen a otro “estado” (en el sentido feudal); es decir, al Estado (a la superestructura conocida como tal, que es diferente a la nación). A lo que hoy se conoce como “la casta”. Porque, en realidad queridos amigos (coged los kleenex), el dinero es suyo, no es nuestro, nunca lo fue; aunque creamos que nos pertenece, es de ellos, sólo nos dejan usarlo pero le pagamos un durísimo impuesto por ello: se llama inflación. Por eso todo lo público se puede robar mientras que lo privado, lo de cada uno, nos lo roban cada día por medio de impuestos para mantenernos como esclavos, como esclavos de un trabajo que hace ya tiempo que no produce nada concreto (porque lo hacen las máquinas).

Trabajamos porque el dueño de este teatrillo nos quiere esclavos. Nada más que por eso. Hace ya 250 años de la Revolución Industrial, recuerda: se hizo para liberar al ser humano del trabajo. ¿Por qué no hemos dejado de trabajar ya? Porque esto es una estafa.

-Los impuestos son sólo para la otra casta: para aquellos que tienen dignidad, moral y decencia. Esos que no pueden mandar porque, de hacerlo, todo el mundo se enteraría de que esta vida que nos hacen vivir los vampiros es una farsa absoluta.

*El concepto de Impuesto sobre la Renta se expandió en 1913, junto con la Reserva Federal de los banqueros privados: fueron ellos quienes la intitucionalizaron hubiera o no guerra. Desde entonces, las diferencias entre el 1% más rico de la población y el 99% restante se han multiplicado en términos obscenos, estratosféricos, de manera que quien se atreva seguir manteniendo que sirve para igualar a la población o generar un progreso, no puede ser más que un corrupto, un cómplice de la Mafia.

Fue Inglaterra, a consecuencia de las guerras contra Napoleón que asolaron Europa a finales del siglo XVIII y principios del XIX, generadas a su vez, como todo el mundo sabe, de la Revolución Francesa.

Los enormes gastos de la guerra “obligaron” a la hacienda británica a introducir esta tasa, no sólo sobre las propiedades, sino también sobre el trabajo. Como la excusa era hacer la guerra contra Napoleón (como todos sabéis, financiada por los Rothschild), cuando se firmó la paz, se acabó la necesidad del impuesto sobre las ganancias.
…Y cuando se reanudó la guerra, se volvió a colocar el impuesto. “Lógico”, ¿no?

Ya en aquella época se organizaron los consiguientes “tramos” y también las famosas deducciones.

Los tramos fueron: A (alquileres de viviendas y tierras), B (beneficios de agricultura y ganadería), C (anualidades públicas ??), D (autoempleo y otros ítem no recogidos en los anteriores) y E (salarios, anualidades y pensiones).

Seguro que algún experto en impuestos me podrá explicar la siguiente frase en inglés: “Taxation at source – the Bank of England deducting income tax when paying interest to holders of gilts”.

Lo que yo entiendo es que el Banco de Inglaterra deducía impuestos a los que pagaban impuestos por poseer “gilts”. ¿Que qué son los “gilts”?

Pues según la Wikipedia, “es una abreviatura anglosajona del término gilt-edged security, con el que se designa a los valores de máxima solvencia que son equiparables al oro. Se trata exclusivamente de deuda pública soberana emitida o garantizada por los gobiernos del Reino Unido y nominada en libras esterlinas“.

Creo que podéis escuchar desde cada una de vuestras casas mi onomatopeya de “entendimiento”, similar a cuando Newton se enteró de la gravedad.

O sea, por una parte, se otorga el privilegio de deducirse el gravamen a aquellos que poseen deuda pública, la deuda del estado. ¿Quién lo tiene? Quienes han financiado la guerra, evidentemente.

Por otro lado, nos enteramos de que esa deuda pública estaba avalada con el oro.

De manera que ya podemos entender en su totalidad la famosa jugada de Waterloo 1815 cuando las falsas noticias sobre la victoria de Napoleón tumbaron la bolsa de Londres y acabaron haciendo que los Rothschild se hicieran con el Banco de Inglaterra.

Compraron la deuda a bajo precio, se hicieron con el oro. Y con el oro que habían robado a los barcos españoles, los piratas se convirtieron en banqueros.

Evidentemente, este impuesto fue creado por los propios Rothschild (tras extorsionar al gobierno británico mediante las guerras artificialmente creadas) y ya lo dejaron claro desde el principio al consignar que “iban a pagar menos los que poseyeran dinero-deuda”.

¿Entiendes ahora por qué se deduce en la declaración estar pagando un piso (estar endeudado) mientras que si acabas de pagarlo, te cargan con impuestos?

¡Lo que se potencian son las deudas mientras que el que no está endeudado tiene que pagar más!

¿Consecuencia? ¡El objetivo del Impuesto sobre la Renta es que estemos todos endeudados! (Como dijeron mis tripas el otro día)

Pero hay más.

A través de las innegables evidencias, queda demostrado que:

1-El Impuesto de la Renta es un Impuesto de Guerra, desde el principio.

2-Ergo; si no hay guerra, no hay impuesto de la renta o, dicho de otra forma, para que exista impuesto sobre la renta es necesaria una “Guerra sostenible”, es decir, que nunca acabe. ¿Cuál es esa guerra sostenible? La guerra contra el terrorismo porque, por definición, una bomba la puede colocar… cualquiera. Cualquiera a quien le interese mantener esta “economía de guerra”, es decir, esos impuestos al trabajo. Porque pagamos esos impuestos porque creemos que a cambio nos van a dar seguridad. Esa es la clave para entender el impuesto sobre la renta.

Las colonias englobadas en “Los Estados Unidos de América”, tras su independencia de 1776 emitieron una moneda-fiat, puesto que carecían de oro y plata, que llamaron “colonial script”. El gobierno de los Estados Unidos imprimió 12 millones de estos billetes, y durante la guerra se imprimieron hasta 240 millones, pero resulta que al final de la guerra había 500 millones de scripts en el mercado. ¿Qué había pasado? La corona británica había falsificado el resto. Lo mismo que han hecho con las acciones derivadas y preferentes, y el gigantesco timo de la bolsa de los últimos años.

Así pues, el impuesto sobre la renta lo fundó la familia de piratas Rothschild a partir de las guerras contra Estados Unidos y Francia, que por eso se unieron en contra de los banqueros.

Seguidamente, el ejemplo paraguayo-1865 de cómo la guerra se establece para generar deudas.

** Alguien preguntará: Y si no existe el impuesto sobre la Renta, ¿cómo vamos a organizarnos para contribuir a pagar los servicios comunes?

Históricamente, todas las religiones han estado de acuerdo en que el diezmo era la mejor solución, la más justa. Al margen de ello, creo que habría que estudiar los exigüos casos exitosos e imitar algún sistema que haya logrado la prosperidad ciudadana. Sé que a muchos les rechinará, pero alguien debería estudiar cómo se organizó la Alemania de los año 30 en el sentido fiscal para generar tanta prosperidad.