Los Estados Unidos continuaron construyendo a la Unión Soviética, incluso, durante la llamada “Guerra Fría”. Occidente continuó haciendo tratos con el Oriente tanto militar como económicamente. Antony Sutton confirma que el aumento de la industria siderúrgica soviética fue completada por Fretz-Moon, Aetna Standar, Mannesman y otras compañías norteamericanas. Dos tercios de los navíos mercantes soviéticos, que en 1970 sumaban 6.000 naves, se construyeron fuera de la Unión Soviética. También se construyeron cuatro quintos de los motores marinos fuera del Imperio soviético. El resto se construyó con ayuda Occidental.
El congreso mientras destinaba billones para la defensa contra el Comunismo, al mismo tiempo daba más de seis mil millones dólares en ayuda militar y económica directa a los Comunistas.
Aviones cazas de combate, F-86, provistos de radar con un valor de más de 300.000 dólares cada uno, fueron vendidos al dictador comunista de Yugoslavia por 10.000 dólares. La Administración Eisenhower lo aprobó. (“Report, Asistencia extranjera de norteamerica, Agencia norteamericana para Int. Dev., 21 de marzo de 1962.) Toda la industria soviética del automóvil vino de occidente, principalmente de los Estados Unidos. Moscú usó 30.000 vehículos de transporte pesados para mover sus proyectiles y otros materiales de guerra, todos los cuales se fabricaron con ayuda norteamericana.
Ford Motor Company construyó una gigantesca fábrica de camiones en Gorky (ahora Nizhny Novgorod) en 1968.
Gleason, New Britain Machine Company y TRW de Cleveland en los Estados Unidos, entregaron el equipo para la industria de automóviles Fiat en Togliatti.
Los norteamericanos también construyeron la fábrica de camiones más grande del mundo en Kama, en los años setenta. La Información sobre que compañías, además de Ford, tomaron parte, fue clasificado secreto por el Departamento de Estado. 1.200 extranjeros trabajaron en las instalaciones de la fábrica que tenía una capacidad de producción plena de 150.000 camiones de tres ejes y de 250.000 motores diesel por año. Como resultado de la falta de habilidad de los soviéticos, sólo 41.000 camiones fueron fabricados en Kama hasta 1978. La Compañía Kama tenía una gran importancia militar.
Otros documentos demuestran que Arthur Brandt Company de Detroit, Michigan, construyó la fábrica de automóviles ZIL. El Chase Manhattan Bank entregó 192 millones de dólares para este proyecto.
El Primer Ministro Alexei Kosygin, confirmó a finales de 1965 que “la mecanización se completó en forma demasiado lenta”. En algunos casos los retrasos sumaron cuatro años o más. Más de 100.000 proyectos de construcción quedaron inconclusos como resultado. Ni siquiera los Estados Unidos pudieron ayudar a la Unión Soviética en ese tiempo.
Sólo 676.000 tractores de los 2.762.200 en la Unión Soviética entre 1966 y 1974 trabajaban apropiadamente. Los otros eran bastante inferiores. (Charles Levinson, “Vodka-cola”, Essex, 1979, pág. 127.) Sólo el 30 por ciento de 10.000 cosechadoras se entregaron en 1964.
El tanque T-54 soviético es sospechosamente similar al Christie Tank norteamericano. Uno podría sospechar que los Comunistas robaron el modelo y lo copiaron. En realidad fue más simple que eso. U.S. Wheel Track Layer Corporation produjo los tanques para Moscú. Durante el tiempo de Gorbachev en el poder (1985-91) la Unión Soviética produjo dos veces más tanques que los Estados Unidos de América hizo durante la presidencia de Reagan (1981-1988).
Se fabricaron 3.300 tanques en la Unión Soviética en 1986, 3.500 en 1987, y lo mismo en 1988. También se produjeron miles de otros vehículos blindados en la Unión Soviética durante el mismo tiempo. Había un total de 53.000 tanques en el imperio soviético. Y esto, para poner las cosas en perspectiva, eran tres veces más de los que tenía la OTAN.
En 1966 Francia dio una garantía para financiar la construcción de industrias químicas por 3.5 mil millones francos. Moscú también recibió 1.5 mil millones francos para construir la fábrica de automóviles Renault junto al Río Kama en 1971 y otro 800 millones de francos para la construcción de una fábrica de papel. En 1988 el billonario Armand Hammer, invirtió seis mil millones dólares en la construcción de fábricas químicas en la Unión Soviética. Robert Maxwell, el capitalista judío, ahogado bajo misteriosas circunstancias en 1991, también operaba intensivamente con Moscú.
80 por ciento de todos los bienes entregados a la Unión Soviética fue comprado a crédito. (Charles Levinson, “Vodka-Cola”, Essex, 1979, pág. 26.) Muchos rusos inteligentes encontraron difícil de entender por qué los norteamericanos no acabaron con el Comunismo.
Entretanto, la KGB en la Unión Soviética y en sus estados satélites, tenían que seguir las instrucciones secretas a efecto que nadie fuese permitido de introducir cualquier nueva invención que aumentara la producción. Esas instrucciones sólo se revelaron en el verano de 1990.
Antony Sutton enfatizó que los rusos nunca habrían podido llevar a cabo su programa espacial, Soyuz, sin la ayuda de los Estados Unidos. Se enviaron a miles de expertos de cohetes alemanes capturados a la Unión Soviética y el primer sputnik ruso fue propulsado al espacio por cohetes alemanes que se habían desarrollado mucho más.
Las propias contribuciones de la Unión Soviética para la investigación espacial eran generalmente sólo un gran bluff, tal como el periodista Leonid Vladimirov que desertó, lo ha demostrado bastante claramente. El diario sueco ‘Expressen’ reveló el 21 de enero de 1985 que alta tecnología había pasado de contrabando, vía Francia, a la Unión Soviética a pesar del embargo norteamericano contra el Kremlin. Esto hizo posible continuar la cooperación en el espacio. Los presidentes norteamericanos habían clasificado un pacto de esta naturaleza con Francia. La NASA fue responsable de pasar de contrabando equipos electrónicos modernos a la Unión Soviética.
Los Estados Unidos de América tenían 5.000 computadoras al final de los años cincuenta, mientras que la Unión Soviética sólo tenía 120. En 1973 los Estados Unidos tenían 70.000 y el Unión Soviética 6.000 – las computadoras soviéticas eran todas de primera o segunda generación. Las computadoras norteamericanas podían manejar 2.500 operaciones por segundo en la Segunda Guerra Mundial y 15.000 en los años cincuenta.
IBM y la compañía británica International Computer and Tabulation S.A.
comenzaron a suplir a la Unión Soviética con sus computadoras.
Las actividades de los institutos de investigación soviéticos y las llamadas letterbox factories eran estrictamente confidenciales. De esa forma la Unión Soviética ocultó del público el hecho que estaba quedando atrás en el campo del desarrollo tecnológico y que algunos proyectos se originaban en el extranjero. Aquellos en occidente que estaban interesados podían leer en varios libros sobre lo que estaba pasando en estas instituciones.
Los gastos militares de la Unión Soviética sumaban el 35 por ciento de su PNB (comparado con el 5.5 por ciento en los Estados Unidos y el 2.5 por ciento en Suecia). La Casa Blanca en Washington y Wall Street en Nueva York continuaron apoyando el sistema soviético a pesar de condenar oficialmente la invasión de Moscú de Afganistán.
Fue firmado un acuerdo para desarrollar la agricultura soviética el 18 de junio de 1985. Granjeros norteamericanos jóvenes fueron enviados para entrenar a los funcionarios de los kolkhoz rusos.
Tecnología moderna también fue entregada. (The International Herald Tribune, 19 de junio de 1985) Al mismo tiempo, Moscú enviaba ayuda a todos los otros países comunistas. Sólo Nicaragua recibió 294 millones de dólares durante tres años. Moscú envió 300 millones de dólares cada mes para apoyar el régimen comunista en Kabul.
los gobiernos en el muindo son despotas, miserables pues se aprovechan de los pueblos para aser su voluntad el enrrequisimiento ilicito y licito mediantes artimañas para hacer su voluntad