Lenín intentó desarrollar su propio “ismo”, una doctrina que difería muy poco de las enseñanzas básicas del Illuminati. El Leninismo se volvió un freno tan terrible y eficaz en todas las áreas del desarrollo social, que el uso de tal ideología debe considerarse como un crimen contra la humanidad. Rusia está intentando ahora salvarse a través del proceso de desmantelar el Leninismo.
Ésta es la única forma, ya que Vladimir Ulyanov, conocido bajo el seudónimo de Lenín, fue la raíz de todo los males del Comunismo en Rusia.
Su verdadera naturaleza sólo se ha revelado recientemente. Existen dudas si algún otro líder ha mentido en tal asombrosa magnitud sobre sí mismo y sobre todo lo demás. Una increíble cantidad de mitos han sido creados sobre él para esconder su malvada naturaleza y sus actos destructivos. Él introdujo la ‘l o g o c r a c i a ‘ (el poder a través del uso de mentiras descaradas) que se transformó en un arma política. El Camarada Ulyanov sabía que la mentira podía cambiar en verdad, si tan sólo era hecha creíble y atractiva y luego repetida muchas veces.
Entendió que las personas nuevamente se harían fuertes e independientes si son mantenidas bien informadas sobre el estado de los asuntos, decidirían por su propia existencia y trabajaría con cosas sensatas. (“Trabajos/Works”, Vol. 26, pág. 228.) Por esta razón introdujo una severa censura y cuentas a medias verdades, que eran el arma más eficaz contra un desarrollo sensato.
Sólo en 1991-1992, fue cuando los investigadores tuvieron acceso a 3.724 documentos secretos. Estos papeles mostraron claramente el tipo de bestia que fue Lenín realmente. También revelaban que Lenín había sido un abogado no exitoso, que había tenido sólo seis casos en que él defendió a ladrones de tiendas. Perdió los seis casos.
Una semana después, había tenido bastante con eso y dejó la profesión. Nunca tuvo un trabajo real después de eso.
Según los documentos, tanto los antiguos como los más nuevos, qué han sido recientemente hecho disponibles, está claro que Lenín fue el peor, más demagógico, sanguinario, implacable e inhumano dictador en la historia del mundo.
El socialista norteamericano, John Reed, que se reunió con Lenín, lo describió como una persona extraña: pálido y sin humor. A pesar de esto, fue propagandista del Comunismo en los Estados Unidos, fue bien pagado para hacerlo. En 1920, se le pagó la inmensa suma de 1.080.000 rublos por sus servicios. (Dagens Nyheter, 30 de mayo de 1995.) “Lenín estaba preparado para aniquilar al 90 por ciento de la población para que el restante 10 por ciento pudiera vivir bajo el Comunismo”, escribió el escritor Vladimir Soloukhin en el periódico Ogonyok en diciembre de 1990.
Esto fue publicado como una gran sensación en Dagens Nyheter el 13 de enero de 1991.
Lenín se expresó así: “¡Que el 90 por ciento del pueblo ruso perezca si el 10 por ciento puede experimentar la revolución mundial!” (“Trabajos Seleccionados”, Vol. 2, pág. 702.) Lenín enfatizó: “Debemos utilizar todas las destreza y los métodos ilegales posibles, debemos negar y debemos ocultar la verdad.” Lenín afirmaba: “El pueblo será enseñado a odiar. Comenzaremos con los más jóvenes. Los niños serán enseñados a odiar a sus padres. Podemos y debemos crear un nuevo lenguaje, que siembre odio, aborrecimiento y sentimientos similares entre las masas contra aquellos que no están de acuerdo con nosotros.” En el Tercer Congreso de Comintern, el 5 de junio de 1921, Lenín dijo: La “dictadura es un estado de guerra intensiva”. En esta guerra, Lenín fue misericordioso con los “tontos útiles” (término de Lenín) sólo al principio.
Dzerzhinsky (Rufin), jefe de la Cheka (policía política) decía la verdad cuando dijo: “No necesitamos la justicia.” Lenín, Trotsky y Zinoviev habían declarado una guerra santa en el nombre de Comunismo el 1º de septiembre de 1920. Zinoviev había llamado a Dzerzhinsky (Rufin) “el santo de la revolución”. Stalin lo consideró como “la llama” eterna. En la realidad, era un sádico y un drogadicto.
Lenín declaró: “Paz significa, muy simplemente, el dominio del Comunismo sobre el mundo entero”. (Lenín, “Tesis sobre las Tareas de la Juventud comunista”.) Los antagonistas de Lenín en esta guerra, eran todos aquellos que diferían de sus ideas sobre la vida y en materias espirituales, tales personas eran físicamente repugnantes para él. Constantemente estaba dando las órdenes para que esas personas fuesen colgadas, se les diera un tiro o se les quemara. Así, ordenó a un hombre ejecutar a los sacerdotes en Shuya.
Ordenó incendiar la ciudad de Baku, si su resistencia no podía ser aplastada de alguna otra manera.
Al mismo tiempo, Lenín era sumamente caprichoso.
Lenín gobernó con la ayuda de decretos. No había ninguna ley en vigencia.
Cuando las primeras leyes penales soviéticas comenzaron a regir en 1922, Lenín ordenó en sus direcciones que las leyes penales “en principio deberían justificar y legalizar el terror, claramente, sin embellecimiento.” Hasta aquí, las revelaciones de esta clase, han involucrado fundamentalmente a Joseph Stalin, el fiel alumno de Lenín. Es tiempo ahora de destruir los últimos mitos restantes sobre Lenín.
Lenín se transformó en un sinónimo de la injusticia y falsedad. Prometió dar a los campesinos tierras, pero finalmente les confiscó todo. Reemplazó el eslogan sobre la nacionalización de la tierra con demandas sobre la socialización de la tierra en 1918.
(Artículo de Yuri Chernichenko “¿Quién necesita al Partido de los Campesinos y Por qué? “, Literaturnaya Rossiya, 8 de marzo de 1991.) Marx había escrito que la tierra debe confiscarse enseguida. Lenín aplazó hacer eso. Después, ofreció 100.000 rublos por colgar a cada granjero con tierras.
Lenín prometió a los obreros que serían sus propios amos, pero en cambio los hizo esclavos.
Prometió abolir el aparato burocrático, pero jamás en la vida creció tanto el inmenso ejército de parásitos. Hubo 231.000 burócratas en Rusia en agosto de 1918. En 1922 había ya 243.000, a pesar de las órdenes de Lenín de disminuir las cifras. En 1988 había 18 millones de burócratas en el Imperio Soviético, 11 por ciento de la población activa de 165 millónes.
Lenín afirmó que el Partido no debe mantener ningún secreto alejado del pueblo.
Pero el aparato entero del Partido comunista fue rodeado con el secreto. Lenín prometió paz, hubo en cambio guerra civil. Prometió el pan pero provocó hambres catastróficas.
Prometió hacer al pueblo feliz y dejó caer terribles calamidades sobre ellos.
Fue Lenín el que prohibió los periódicos de oposición. Dos días después de tomar el poder, emitió un decreto que abolía la libertad de la prensa. Durante la primera semana cerró diez periódicos y diez más en la semana siguiente, hasta que todos los periódicos que él detestaba habían cesado de existir.
Lenín también disolvió todos los otros partidos políticos (excepto Bund y Po’alei Zion). El 17 de noviembre de 1917, varios comisarios protestaron contra la decisión de Lenín de formar un gobierno que consistía de sólo un Partido – los bolcheviques, ya que había otros Partidos representados en los concejos de los obreros.
No mostró misericordia con su buen amigo L. Martov, el líder judío de los Menshevikes (uno de los pocos con quien Lenín usó términos familiares para dirigirse a él). En 1920, desterró a Martov de la Rusia soviética, por lo menos salvando su vida.
Fue Lenín quien comenzó los primeros juicios-farsas. Así, sometió a doce social revolucionarios en un juicio en 1922. El propio Lenín había propuesto todo tipo de engaños necesarios para provocar este caso. Stalin usó métodos similares durante los años 1936-37.
Fue Lenín quien pidió los arrestos de socialistas y comunistas extranjeros en Rusia. Le dio rienda suelta a la Cheka.
Fue Lenín quien propuso el eslogan: “¡Devuelvan lo que fue robado!” Según esta exhortación, los Bolcheviques se lanzaron a robar todas las riquezas de Rusia. El 22 de noviembre de 1917, emitió un decreto en que ordenaba que todo el oro, joyas, pieles y otros valores fueran confiscados durante los allanamientos de las casas (Lenín, “Collected Works”, Moscú, Vol. 36, pág. 269).
La falsificación completa de la biografía de Lenín involucraba los detalles más pequeños, incluso insignificantes. Sin embargo, la mentira grande comienza con las pequeñas. El 21 de enero de 1954, Pravda escribió acerca de las condiciones de vida de Lenín en Rue Bonieux en París: “Vladimir Ilyich vivió en un piso pequeño, dónde un diminuto cuarto sirvió como su estudio y en donde la cocina se usaba para cenar y como cuarto de recepción”.
Pero el propio Lenín escribió el 19 de diciembre de 1908 en una carta a su hermana: “Encontramos un piso muy agradable. Cuatro cuartos, una cocina y despensa, agua, gas.” Su esposa Nadezhda Krupskaya confirmó en sus “Memorias”: “El piso de Rue Bonieux era grande y luminoso y habían incluso espejos sobre las estufas. Incluso teníamos allí un cuarto para mi madre María”. Lenín pagaba 1.000 francos por mes por el piso.
Lenín también alquiló un piso caro de cuatro habitaciones en Kaptensgatan 17 en Ostermalm (centro-este de Estocolmo) en el otoño de 1910. Aquí fue donde se encontró con su madre por última vez.
Las muchas historias acerca “del buen corazón de Lenín” jugaron una rol importante en la mitología soviética. El escritor proletario Maxim Gorky advirtió sobre Lenín con las siguientes palabras: “Cualquiera que no desee gastar todo su tiempo argumentando debería alejarse de Lenín.” Debe enfatizarse que Lenín tenía muy pocos amigos. Él sólo usó términos familiares para dirigirse a sus familiares y con otros dos, L.
Martov y G. Krizhanovsky. También hablaba familiarmente con sus dos amantes, Inessa Armand y Yelena Stasova.
Sus camaradas de Partido lo detestaban. Ni siquiera le dijeron sobre el golpe de febrero en 1917. Supo de esto al leerlo en el Neue Ziircher Zeitung. Incluso entonces, tuvo dificultad para creer que era verdad.
El Sovietólogo Mikhail Voslensky, enfatizó en su libro “Dioses Mortales” (“Sterbliche Gotter”, Dietmar Straube Publishing, Erlangen/Bonn/Vienna, 1989) que Lenín fue uno de esos pocos dictadores que dejaron suficiente evidencia escrita de sus crímenes contra la humanidad detrás de él.
Entre otras cosas, Lenín exigió: “Mientras más representativo del sacerdocio reaccionario sea aquel que le disparamos, tanto mejor”.
Antes de que los bolcheviques tomaran el poder había 360.000 sacerdotes en Rusia. Al final de 1919 sólo 40.000 permanecían vivos. (Vladimir Soloukhin, “A la Luz de Día”, Moscú, 1992, pág. 59.) Voslensky afirma que Lenín fue personalmente responsable de los asesinatos de 13 millones de personas. Voslensky cree que Lenín expresó claramente el verdadero valor del Marxismo cuando dijo: “¿Qué puede uno extraer de plantas venenosas excepto veneno?” Voslensky era de la opinión que Lenín se había hecho cargo del Credo de Marx, con lo cual estaba en lo correcto incluso cuando estaba equivocado. Finalmente, Voslensky declaró que la ideología comunista debe ser criminal, ya que ha sacado adelante a tantos terribles y demagogos tiranos. Según Mikhail Voslensky, Lenín era uno de los peores y el más vulgar de ellos.
“Crueldad y brutalidad se unió con la cobardía en la naturaleza de Lenín”. Esto fue afirmado por un ex militante del Partido, Oleg Agranyants, en su libro “¿Que hacer? o la Des-leninización de Nuestra Sociedad” (Londres, 1989).
Dio el siguiente ejemplo de la cobardía de Lenín: T. Alexinskaya escribió en el periódico Rodnaya Zemlya Nº 1, 1926: “Cuando vi por primera vez a Lenín en una reunión cerca de St. Petersburgo en 1906, me sentí defraudado de verdad. No fue tanto por su superficialidad, sino el hecho que cuando alguien gritó: ‘¡Los cosacos!’, Lenín fue el primero en salir corriendo. Yo lo miraba, saltó sobre la barricada. Su sombrero se cayó”.
Pueden encontrarse notas similares sobre Lenín entre los papeles de la Okhrana (la policía secreta zarista), dónde se menciona que huyendo, Lenín cayó a un canal del cual tuvo que ser sacado. Nadie presente en esa reunión subversiva fue detenido.
Constantemente exigió dinero de su madre hasta su muerte en 1916. Stalin entregaba el dinero obtenido de robos a bancos y trenes a los bolcheviques de Lenín.
Maxim Litvinov también cometió robos a bancos, entregando el dinero a los bolcheviques.
Oleg Agranyants también se refirió a un informe en los archivos de la Okhrana acerca de las visitas de Lenín a la embajada alemana en Suiza. Más tarde fue revelado que Lenín fue un agente alemán.
Lenín era bien consciente del poder seductor del dinero. Eso fue por qué él repartió generosamente cheques con grandes cantidades a granjeros y a nacionalistas no-rusos en el otoño de 1919. Algunos de ellos fueron engañados con esta estafa y quizás creyeron que los bolcheviques eran un Partido de Santa Clauses. Nadie podría suponer que a esos cheques les faltaban los fondos (Paul Johnson, “Tiempos Modernos”, Estocolmo, 1987, pág. 109).
Un año antes (otoño de 1918), Lenín había enviado bandas de obreros armados a varios lugares en el campo con las órdenes de traer tantos productos de comida como fuese posible. (Paul Johnson, “Times Modernos”, Estocolmo, 1987, pág. 128.)